Hace dos días no se pudo. Lo impidieron grupos ultras que se oponen a la postulación de Atilio Alterini, decano de Derecho y el candidato con mayores chances. Está políticamente cuestionado por haber sido funcionario municipal en los oscuros tiempos del brigadier Cacciatore como intendente. Los activistas cercaron las puertas del Nacional de Buenos Aires donde iba a realizarse la asamblea y nadie pudo entrar a votar. Es curioso: no se pudo votar como no se podía votar durante la dictadura, que ellos dicen repudiar repudiando la candidatura de Alterini.
Todos los sectores tuvieron la posibilidad de presentar propuestas y candidatos y hacer alianzas en el proceso previo a la asamblea. Hubo mucho esfuerzo, mucha sangre y mucha evolución cívica como para que votar sea otra vez una quimera. La UBA ha sido y es grande por su lucha en defensa de los ideales democráticos. Un ejemplo es su mismo gobierno tripartito de docentes, graduados y alumnos. Pero no hay más que una delgada línea roja entre quienes asumen esos valores como propios y los que bajo la presunción de que luchan por la democracia, impugnan a la democracia misma.
Para evitar nuevos incidentes, el ingreso al plenario de hoy estará restringido a los votantes. Si de todos modos se repiten, la decisión es pedirle a la Justicia que ordene la intervención de la fuerza pública. La ecuación democrática es simple: si alguien se postula y no se está de acuerdo, queda la opción de no elegirlo. Impedir la posibilidad de elegir y también la de no elegir no es una estrategia ni democrática ni inteligente.
por Ricardo Roa | EDITOR GENERAL ADJUNTO DE CLARIN rroa@clarin.com
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28 de noviembre de 2024