Amó las matemáticas, la educación, el contacto con la gente, las computadoras y el cine: ése era Manuel Sadosky, uno de los más grandes científicos argentinos, que ayer murió a los 91 años.
Padre de la computación argentina, vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas entre 1958 y 1966, asesor de la UNESCO, creador del Instituto del Cálculo y de la Carrera de Computador Científico, Sadosky era hijo de una humilde familia rusa, llegada a la Argentina en 1905, escapando de los pogroms. Con su sueldo de zapatero, el padre logró sostener los estudios de sus cuatro hijos en el Mariano Acosta. "Fui muy afortunado de estudiar ahí", se congratulaba este admirador de la escuela pública donde estudiaban el medievalista José Luis Romero o el esteta Jorge Romero Brest. Un típico cuadro de esa Argentina arrasada por el autoritarismo y la frivolidad.
De estos males fue víctima Sadosky. El, que había traído la primera computadora universitaria al país (la famosa "Clementina" con que se hicieron innumerables investigaciones matemáticas, pero también sociales y económicas); él, autor de los primeros textos de análisis matemático en español, debió dejar sus amadas aulas cuando "la Noche de los Bastones Largos" trajo la primera intervención a la universidad. O cuando la ultraderechista Triple A lo obligó a exiliarse primero en Venezuela y luego en España, donde "era la luz argentina, el signo de que el país lejano seguía vivo en la inteligencia de sus mejores hombres", como decía Tomás Eloy Martínez.
Sadosky retornó al país meses antes de que asumiera la presidencia Raúl Alfonsín, quien lo nombró secretario de Ciencia y Técnica de la Nación. Allí también se ocupó de la democratización del Conicet y de la creación de la Escuela Superior Latinoamericana de Informática.
"Era un hombre que pensaba: algo muy peligroso en este país", recordaba ayer el doctor Pablo Jacovkis, actual decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA y amigo personal de "don Manuel". Con él, Sadosky disfrutaba dando charlas a alumnos secundarios, contagiándoles su pasión por pensar, por entender.
Sus restos serán velados en O'Higgins 2842 hasta el mediodía. Luego serán cremados en el Parque Memorial.
* Alejandra Toronchik