El secreto del crecimiento del sistema educativo chino es el cambio de últimos 25 años con el proceso de apertura y reforma, una economía que crece a un 8% anual, y un país que cada vez tiene más capacidad para invertir en educación". Es mujer, no más de 35 años, un cuadro político en un ministerio clave de la administración china. Jing Wei es directora de la División de Asuntos Americanos y de Oceanía del Ministerio de Educación la República Popular China. Se formó en su país y en Gran Bretaña. Clarín la entrevistó en Beijing para conocer cómo funciona el sistema educativo más grande del mundo, con 261 millones de alumnos y 15 millones de docentes. Es amable, ofrece el más exquisito té de flores en una sala de reunión del Ministerio, del techo al piso cubierta de mármol, y con una sonrisa prohíbe grabar la entrevista.
—Estuve de visita en la Argentina en mayo y quedé impresionada con su capacidad de formación.
Con 1.300 millones de habitantes y el 20% de la población del mundo, China logró en 50 años construir un sistema educativo que hoy atiende a un cuarto de la población global que recibe algún tipo de formación.
—¿Cuál es la principal virtud de la educación china?
—Nuestra mayor virtud es poder formar ciudadanos que trabajen seriamente, que sean diligentes, con una fuerte motivación.
—¿Y el mayor defecto?
—Tenemos un serio problema: no somos innovadores en educación. Nuestros alumnos tienen serias dificultades para pensar por sí mismos, son dóciles, siguen fácilmente las indicaciones que les dan otros. Les falta coraje para pelear, no tienen una personalidad agresiva para luchar.
—¿Cuál cree que es la causa?
—La responsabilidad está en la pedagogía que se aplicó en este país durante años, el centro de la enseñanza fueron los docentes y no los alumnos. Antes de los años 50, la realidad era totalmente opuesta: el tamaño y la calidad de nuestra educación era incomparable con la actual.
—Entre el 94 y el 98% de los chicos de 6 a 14 años están en la primaria y la secundaria elemental ¿Cómo se maneja la disciplina en las escuelas adonde asisten 180 millones de alumnos? ¿De qué modo manejan la violencia escolar?
—China tiene una larga tradición en la aplicación de una estricta disciplina. Nuestros alumnos son muy disciplinados. Tenemos un sistema disciplinario con advertencias y sanciones. Si es un caso serio, los padres son citados. Y si se violaron las normas fundamentales, hay expulsión.
—¿Existen en las escuelas problemas con drogas?
—No —dice terminante—. El consumo de drogas tiene pena de muerte en nuestro país.
—¿Es igualitario el trato hacia las chicas y los chicos?
— La Constitución de la República Popular China establece que todos los ciudadanos tienen el derecho y el deber de recibir educación. El Gobierno rechaza todo tipo de discriminación, ha trabajado para reducir este fenómeno entre los géneros. Hoy, las niñas representan el 48%, 47%, y 47% de la matrícula primaria, secundaria elemental y high school. No queremos diferencias, queremos la igualdad. En las zonas rurales todavía se considera más valioso al hombre. No lo permitimos en las escuelas. Ordenamos que todos reciban educación, que las niñas vayan a las escuelas.
—¿Cómo se logró?
—No fue fácil, éste es ahora un nuevo país. Hace 25 años, con la Revolución Cultural, comenzó a mejorar. Hoy en la universidad tenemos más mujeres que varones y ellas son las que mejor puntaje obtienen en el ingreso.
—El gran crecimiento de la matrícula universitaria es un fenómeno nuevo. ¿Hay examen de ingreso?
—Todos los aspirantes a ingresar a las universidades deben rendir un examen nacional unificado, el mismo en todo el país. Es una evaluación dura, difícil, sobre todos los contenidos estudiados en la escuela. También rinden una prueba de idioma inglés. Cada año se presentan 10 millones de postulantes y aprueba la mitad. Si pasan este examen también son examinados por las universidades a las que aspiran ingresar.
La funcionaria dice que ingresa a la universidad la mitad de los que se presentan, pero ninguna fuente extraoficial, incluidas las mismas universidades, coincide con estas cifras. Aseguran que entra no más del 20%.
"Julio oscuro" llaman aquí al mes en el que los jóvenes se juegan la posibilidad de seguir sus estudios. Tan serio es el asunto que durante esos días, los automovilistas, en un pacto tácito, no tocan la bocina cerca de las universidades. Son 20 millones de chinos en la educación superior, terciaria y universitaria.
—¿Cómo es el clima social en las universidades?
—Estamos viendo algunos casos de suicidios entre los estudiantes. Cuando enfrentamos un caso así, antes que nada, realizamos consultas y brindamos ayuda a las universidades. Además se dan clases de educación moral, reglas sociales en todos los niveles y se promueven por los medios de comunicación oficiales.
—En los 50 había casi un 80% de analfabetos en las zonas rurales. ¿Cómo llevaron esa tasa al 8%?
—Fue una tarea muy difícil. En el interior de nuestro país, en zonas rurales, sigue viviendo gente muy pobre. Allí no es normal el acceso a la educación. Implementamos políticas especiales como las escuelas nocturnas para campesinos. Así podían trabajar de día e ir a la escuela de noche.
—¿Por qué les interesa que sus jóvenes estudien en la Argentina?
—Abrir las puertas de la educación al mundo y fortalecer los vínculos de la cooperación internacional y el intercambio constituyen un punto fundamental de la política nacional para el desarrollo. Debe realizarse en todos los campos, en un alto niveles. En este mundo, si no te comunicás no podés sobrevivir. Queremos que nuestros jóvenes conozcan los países. Ellos son y serán los puentes.
 
Claves
En todos los niveles hay 261 millones de alumnos chinos.
Hay preescolar para chicos de 3 a 5 años, la primaria (de 6 a 11), la secundaria básica (12 a 14) y la superior (15 a 17).
Los 6 años de primaria y los 3 primeros de la secundaria son obligatorios.
En el paso de la primaria a la secundaria no se debe rendir ningún examen. Sin embargo, los que terminan la educación obligatoria y quieren seguir estudiando tienen que rendir un examen.
Desde 3er. grado se estudia una lengua extranjera que, para la mayoría, inglés. La medida es nueva: la gran mayoría sólo habla chino.
Victoria Tatti. BEIJING. ENVIADA ESPECIAL vtatti@clarin.com