Antes la gente estudiaba idiomas por dos únicos motivos: para viajar o por cuestiones laborales. Hoy, la mayoría siente que hay que educarse, en general, y muy especialmente aprender idiomas, como una manera de no quedarse 'afuera', socialmente hablando", asegura Roberto Villarruel, director del Centro Universitario de Idiomas (CUI). Con 20 mil alumnos por cuatrimestre, los responsables de este centro nacido dentro de la Facultad de Agronomía acaban de realizar una encuesta con el fin de testear quiénes, para qué y qué idiomas estudian los que estudian. Y las respuestas resultaron sorprendentes: el 32% dijo estudiar por placer; el 29%, para viajar y comunicarse con extranjeros, y el 26%, por cuestiones estrictamente laborales.
Mientras que los jóvenes parecen ser los que más conciencia tienen sobre el fenómeno de la globalización y la necesidad de comunicarse, la mayoría de los entrevistados por el CUI visualiza el estudio de idiomas como tabla de salvación en caso de naufragio nacional. "En 2001, en medio de la peor crisis, la gente se aferró al conocimiento. El día del cacerolazo nosotros teníamos una cola para inscripción que daba vuelta la cuadra. Mucha gente venía del Consulado, de sacar la ciudadanía italiana, directo a inscribirse a los cursos", asegura Villarruel.
Otros datos interesantes del estudio realizado por el CUI revelan una mayoría de estudiantes mujeres (69%), que en realidad aumentaron en todas las carreras universitarias. También señala que la demanda del inglés mantiene un porcentaje más o menos estable de alumnos (con un pequeño descenso en los últimos 3 años), mientras que algunos idiomas parecen reflejar directamente los vaivenes de la política y la economía nacionales. Es el caso del portugués y el chino.
El portugués 'explotó' durante el lanzamiento del Mercosur, ubicándose segundo luego del inglés: "Pasamos de 400 alumnos a 1.500. Y volvió a crecer (un 20%) cuando durante la crisis de 2001 la gente se iba a estudiar o a trabajar en universidades brasileñas. Hubo un tercer salto cuando en 2003 asumió Lula, y resurgió el tema de la integración regional", relata Villarruel.
Algo similar sucede con el estudio del idioma chino. Es que el intercambio con ese país es visualizado por muchos argentinos como el lugar de donde vendrán los mejores negocios e intercambios comerciales del futuro.