Pese a todo esto, en el sistema escolar de la Ciudad de Nueva York, las clases de Gelrod son consideradas un ejemplo de buena educación física.
Hace poco, Gelrod mostraba sus técnicas a un grupo de profesores de gimnasia de la Ciudad de Nueva York, algunos de los cuales dan clases en el bar de la escuela y se arreglan con un presupuesto anual de 200 dólares para compra de equipos.
"Hoy estoy aquí para transmitirles lo que aprendí y para decir que, cualquiera sea su situación, hay formas de hacer que los alumnos se muevan", dijo.
Ante datos de salud que señalan la existencia de una crisis de obesidad entre los niños de Nueva York, y la creciente presión de los funcionarios electos para que haga algo al respecto, el Departamento de Educación está adoptando su primera currícula de educación física en años: ha contratado a un director de aptitud física y diez asistentes regionales y propuesto proyectos de construcción por valor de millones de dólares para edificar o mejorar las instalaciones deportivas.
El seminario de Gelrod era parte de los nuevos esfuerzos del departamento para revertir años de abandono en lo que hace a brindar regularmente clases de deporte y gimnasia. Muchas escuelas están lejos de cumplir con los requerimientos del Estado (transgresión por la cual el sistema escolar nunca ha sido sancionado dado que el estado no controla su cumplimiento).
El año pasado, un informe de la Comisión de Educación del Concejo Municipal determinó que el 18% de las escuelas de Nueva York no tiene gimnasio, el 94% carece de campo de deportes y más de la mitad de las escuelas primarias no tiene patio. Incluso las escuelas con gimnasio y patio de juegos con frecuencia los usan como aulas para solucionar el problema de la superpoblación escolar, señaló el informe.
En la Escuela Pública N° 63, Gelrod no se anima a alentar a sus jóvenes alumnos a correr a toda velocidad por el hall por miedo a que choquen contra una columna o un proveedor. ¿Cómo se puede jugar a algo tan simple como la mancha de esta forma? (Los chicos que no respetan los límites de velocidad son excluidos a la tercera vez que los superan.)
"No podemos dejar que se estrellen contra las paredes", dijo Gelrod. "Es mejor para ellos quedar fuera del juego que volver a casa con la cabeza rota".
Los funcionarios municipales saben muy bien lo que pueden lograr las escuelas en el corto plazo, dada la falta de inversión de la ciudad en la educación física desde la crisis fiscal de los 70. "Tenemos un montón de limitaciones", señaló Lori Benson, la directora de aptitud física recién nombrada.
Sin embargo, los nuevos esfuerzos de la ciudad no dejan de tener detractores. Nancy Lederman, abogada que en 2000 redactó un informe sobre la educación física en las escuelas de la ciudad, está entre los que dicen que la ciudad no está haciendo todo lo que debe hacer ni a la velocidad que lo debe hacer. Es, dijo, "mucho menos de lo que debería hacer". Agregó: "Y desde mi punto de vista, es muy triste. Es un fracaso en lo que se refiere a los chicos".
El año pasado, el Concejo Municipal calculó que se necesitaban 922,2 millones de dólares para mejorar y renovar las instalaciones de educación física de los colegios.
Pero sólo una fracción de esa suma, alrededor de 150 millones, se destinó a tal fin, según el Departamento de Educación. Ese dinero incluía fondos del Estado y de la ciudad y aportes privados.
En su último plan de capital, el departamento propuso llevar a 300 millones la suma asignada a mejorar las facilidades deportivas en los próximos cinco años. Pero incluso estas propuestas no son más que buenos deseos.