Diez años atrás eran tan sólo 3.700. Y los números siguen en ascenso (el hit es Indumentaria: 700 ingresaban al CBC antes del 2001 y este año se anotaron ¡2.079!).
Marta Kisilevsky, coordinadora de Investigaciones e Información Estadística del Ministerio, explica: "Tiene que ver con un cambio en el modelo de país. Está íntimamente relacionado con el mercado de los sustitutos; existe una demanda laboral, hoy casi no compramos importados".
En tiempos en los que dejar un currículum no garantiza demasiado, sobre todo después de la crisis del 2001, las carreras de diseño permiten esa receta que parece un antídoto ante el desempleo: la autogestión. Así, el diseñador industrial experimenta con materiales y construye muebles, el de indumentaria percibe las distintas tendencias y fabrica ropa, y todos contribuyen a plagar de objetos a un mundo más cómodo, estético y funcional que venera a un solo dios, que es el Diseño.
Sabrina Bavaro (25), estudiante de diseño gráfico, dice: "Me parece que la imagen, a la hora de vender, es lo que prima, mucha gente estudia diseño porque es "cool", pero lo que realmente importa es aprender a ver lo que a la gente le interesa, ver qué es lo que la saca de su vida cotidiana".
María Ortiz (24), diseñadora de indumentaria, docente de la carrera de Historia del Arte en la UBA, asegura: "Respecto del 2001, se triplicaron la cantidad de alumnos en indumentaria". Y agrega: "Es que se puede vivir de esto. El primer año lo que vendés sólo sirve como para mantenerse, pero después empezás a generar".
Uno de los casos más exitosos de autogestión es el de los "Perfectos Dragones", un grupo de cinco amigos en el que hay diseñadores industriales y de accesorios, que incluso comenzó en el uno a uno, cuando el mercado estaba lleno de productos importados.
"Fuimos creciendo con la marca. Nos presentamos en Londres en 2003 en una exposición que se llama "100% Design"; también en la feria de Nueva York en "Accesories The Show", que nos permitió de a poco encontrar un mercado afuera", cuenta Gustavo Stekolschik (31), uno de los socios.
En la Argentina, el mercado tiene lógicamente un tope y las zonas se saturan. Por ejemplo, Palermo. Y por eso todos tienen como sueño exportar.
Otros motivos que explican el crecimiento vertiginoso de estas carreras, aparte de la autogestión, es la inmediatez laboral, el placer y su jerarquización (muchas pasaron de ser terciarias a universitarias).
Una de las instituciones privadas que tiene como pilar al diseño es la Universidad de Palermo. Para Oscar Echevarría, decano de la Facultad de Diseño de esa casa de estudios, "uno de los ejes es que pueden empezar a trabajar de esto a mitad de la carrera, por ejemplo un médico no podría. Otro es que esta nueva camada de alumnos tiene una visión del mundo donde empieza a pesar lo estético mucho más, y donde además acompaña la industria, que 10 años atrás no lo hacía".
Lo cierto es que el diseño existió desde que el hombre inventó las ollas, pero hoy en día hay "algo exacerbado", según afirma Rodolfo Saenz Valiente (60), director de cine animado, docente de la Carrera de Imagen y Sonido de la UBA.
"Puede que haya alumnos que se inscriban porque está de moda —dice Saenz Valiente—, pero la realidad es que si no les gusta, se les va a ser muy difícil. Existe un preconcepto, como que se trata de carreras fáciles, pero esto no es cierto, demandan mucho esfuerzo"
