Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

Clarín-Domingo 28: Carta de lectores: La Universidad y el futuro argentino

La carta principal de hoy (Ver "Quiero agradecer...) es sobre la Universidad. Se trata de una historia de vida que refleja mucho más que la circunstancia personal. Y en ese marco debería ser leída. En plena crisis política, y en estado de fuerte debate, la Universidad es un tema central de la vida argentina que refleja las contradicciones de la sociedad. Hoy presentamos ésa y otras opiniones e historias sobre el tema. También mereció la inquietud de nuestros lectores la convocatoria a discutir una nueva Ley de Educación. En todos los casos, se trata de escudriñar el futuro.

29 de mayo de 2006, 14:07.

Nuevamente, en la Argentina fallaron los controles contra el patoterismo. Debido a los sucesivos actos ilegales de agresión últimos, un candidato a rector de la UBA decidió retirar su candidatura. Obtuve mi título profesional en la UBA en 1987 y, por tantas cosas como las arriba mencionadas, me fui del país por voluntad propia en 1992. Hoy soy profesor exitoso en una universidad de Canadá. Si siguen sin respetar las leyes y normas de convivencia, la Argentina jamás se transformará en un país de primer nivel. Vivirán continuamente en el desorden y mediocridad. Visto desde el exterior, no deja de sorprender.
Dr. Ricardo A. Scrosati. Assistant Professor/Saint Francis Xavier University, Department of Biology, Antigonish, Nova Scotia/CANADA rscrosat@stfx.ca   
 
***
 
Estudié con mucho esfuerzo. Siete años de primaria, cinco de secundaria y ocho años de universidad. Logré recibirme de médico. Si considero los tres años de residencia, sumo: 7+5+8+3=23 años de mi vida estudiando. Atiendo en consultorio un promedio de 25 pacientes por día. Mi sueldo de bolsillo es de $ 2.200. Un camionero, un profesor o cualquiera que tenga un gremio fuerte, con o sin estudios básicos, sin compromiso con nadie (nadie se morirá si el súper se queda sin gaseosa, o el cajero sin dinero) durmiendo todas las noches en su casa (nadie los llama para salvar una vida) usando sólo la fuerza, y al precio de comer asados y choripanes en los piquetes, logran suculentos sueldos sin merecerlo.
 
Mi caso es el de muchos colegas que se pasan la vida en las guardias, sin ver a sus hijos durante días, sin poder disfrutar los fines de semanas, ni los feriados, atendiendo todo el día sin descanso y algunas veces recibiendo malos tratos de punteros barriales o de pacientes apurados.
 
Mi hijo me dice que quiere ser médico. No sé qué contestarle y me quedo en silencio, diciendo para mis adentros: "Mejor camionero". Al cabo, ya se dijo: siglo XX ... y XXI, cambalache.
Marcos Ojeda. santida-98@hotmail.com   
 
***
 
En este momento se está debatiendo la Ley de Educación Nacional. En el capítulo 2.2 se trata de "La buena calidad de la educación es un derecho de todos". Creo que conviene pedir la inclusión de la materia "Aprender a pensar".
 
Considero que poco sirve aprender las varias materias que se ofrecen en una escuela, si el alumno no sabe pensar y así aplicarlas convenientemente después en su vida. Quiero decir que la persona debe visualizar las consecuencias antes de actuar, y no lamentarse después de los resultados no deseados. Partes de esta materia podrían ser: Acostumbrarse a pensar —tener un objetivo, una meta y no actuar al azar—, cómo obtener información y verificar si puede ser correcta, desarrollar varios planes de acción —seleccionar la mejor acción—, actuar y verificar los resultados. Y aprender de esto.
Walter Fritz. FLORIDA, PCIA BS. AS. walt@intelligent-systems.com.ar   
 
***
 
No se necesita un "nuevo consenso educativo". Que la educación es motor del desarrollo, económico y humano en general, nadie lo niega. Usted señala un tríptico integrado: educación pública, inmigración e industrialización. Hasta no hace muchos años la educación estaba firmemente respaldada por un Ministerio de Obras Públicas bien provisto y eficiente. Esta dependencia construía los colegios de la ciudad Capital y del interior. Asimismo les proveía de mobiliario. Alguno de los viejos bancos de la vieja industria de la madera, compuestos de nobles tablas y tinteros de la mejor loza, todavía sobreviven después de años de abandono criminal. Las escuelas, desvencijadas, olvidadas, ostentan todavía los viejos ladrillos y reciben a las nuevas avenidas de escolares con tristeza pero sin dejar su antigua gallardía. Hay que volver a esa antigua alianza. El viejo Ministerio refundado. Y la escuela, la que nos hizo grandes y argentinos, trabajando respaldada. Entonces la inmigración que hoy mira otras tierras y el taller y la fábrica, que sucumben con lágrimas de impotencia, volverán a vivir.
N de la R: El lector se refiere a la Carta del Editor publicada el lunes 21.
Antonio Carlos Regadío. Profesor de Historia aregad@mecon.gov.ar  

Contenido relacionado