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Clarín-Domingo 28: Desde el Primer Mundo vienen a buscar a estudiantes argentinos

Hay varias empresas "reclutadoras" de alumnos universitarios, terciarios y recién graduados. Piden desde psicólogos hasta instructores de esquí. Dicen que los argentinos trabajan duro, con orgullo y respeto.

29 de agosto de 2005, 15:31.

Instructores de esquí, psicólogos, mozos, psicopedagogos, ayudantes de cocina, trabajadores sociales, niñeras. De todo. La ciudad de Buenos Aires y otras del interior están viviendo en estos días el furor de las "ferias de trabajo", la forma en que llaman a las entrevistas que estudiantes argentinos o recién graduados mantienen con representantes de posibles empleadores extranjeros.
El miércoles, por ejemplo, la empresa Placement Solutions International, hizo sus "casting" en el hotel NH City de la Capital. El viernes fue la agencia de viajes Asatej la que patrocinó encuentros en el hotel Sheraton de Córdoba y Maipú. Y la lista sigue. Básicamente, la industria hotelera de primer nivel y empresas relacionadas con el turismo son las que vienen a "reclutar" pibes. Pero no son las únicas. Esta semana, por caso, la embajada de Nueva Zelanda anunció que lanza para este año una visa para jóvenes que quieran trabajar en ese país.
"Nos encantan los argentinos, son una maravilla. Trabajan duro, con mucho orgullo y respeto. Tienen un gran interés por aprender y también son flexibles", dice a Clarín Brigitte Churchill, gerente de Recursos Humanos del Sawgrass Marriott Resort & Spa de Pontevedra, Florida. Por estas características, dicen, los jóvenes argentinos se diferencian de los del Primer Mundo, que ven los trabajos de temporada como algo ocasional, sin poner en ellos mucho empeño.
Otras empresas reclutadoras de estudiantes locales señalaron a Clarín que "están impresionadas por el nivel de inglés y la postura profesional de los chicos".
Constanza Voss, de 28 años, fue una de las que se postuló esta semana para trabajar durante 18 meses en el hotel Ritz-Carlton de Orlando. Es Técnica Superior en Hotelería y tiene experiencia en el Hyatt y en el Sofitel de Puerto Madero, donde es la supervisora del restaurante. "Si me eligen, sería el broche de oro para mi carrera. Es un trabajo duro. Pero a mí me encanta", cuenta. Y agrega que después le gustaría regresar para abrir su propio negocio.
Este tipo de empleos ofrecidos forman parte de programas oficiales llamados work & travel (empleo y trabajo) y au pair, en francés, a la par. El interés de unos y otros crece por motivos diferentes. Por el lado de los argentinos, hay una razón económica: "Estos programas fueron creciendo porque hoy ganar en dólares es más interesante que con el 1 a 1. Si bien para empezar los jóvenes tienen que desembolsar 1.500 dólares entre el aéreo y el seguro de salud, recuperan el dinero bastante fácilmente", dice Gilda Mussano, del Area de Educación y Programas de Trabajo de la agencia Asatej.
La otra gran razón viene del lado de la demanda. Hay un motivo de imagen —a la hotelería internacional le conviene tener un staff ídem— y también de costos. Esto se ve claramente en el programa au pair (niñeras). La empresa GoAupair lo dice en su sitio web, en el que invita a considerar "la solución del cuidado de los niños a un costo que usted pueda afrontar".
En ese programa, como su nombre lo indica, las chicas deben ser tratadas como pares. Es un intercambio cultural y educacional regulado por el gobierno de los Estados Unidos. Deben ser extranjeros de entre 18 y 26 años y no trabajar más de 45 horas por semana. El inglés hablado debe ser correcto y tienen que cumplir con un curso académico. La familia anfitriona debe pagar los primeros 500 dólares del costo del curso. Además de cuarto privado y comidas, las chicas reciben 139,05 dólares por semana.
Las au pair viven también su fenómeno particular. "Por el 'efecto Máxima', la princesa argentina, tenemos en Holanda varios pedidos de au pair argentinas", cuenta Verónica Ferreyra, directora de la consultora de Empleos y Migraciones Interlatina.
El fenómeno crece en todas direcciones. Valeria Kohn, gerente de la agencia STB Argentina, dice: "Enviar jóvenes al exterior está en apogeo porque estos programas se conocen cada vez más. Por cada chico que regresa, se van dos". Por el programa work & travel de la agencia viajarán en 2005 más de 200 chicos.
Mussano, de Asatej, repite una cifra que circula en el sector: "En total estarán saliendo del país unos 1.500 chicos por año".
¿Un ejemplo del crecimiento? "Hace cinco años empezamos con 20 y ahora estamos mandando al exterior 290 jóvenes, principalmente estudiantes de hotelería y turismo", dice Darío Pirogovsky, director de Ciudad Universitaria.com (CIU), consultora dedicada a la información para el público universitario.
A modo de corolario, valen las palabras de Valeria Kohn, de STB: "Ojo, si el objetivo de los jóvenes es ir a un centro de esquí a pasarla bien y nada más, que se olviden. Hay que trabajar y tener en cuenta que son convocados por una necesidad del Primer Mundo, no es un favor que le están haciendo".
Gabriel Giubellino. ggiubellino@clarin.com
 
Valores positivos
Diana Baccaro dbaccaro@clarin.com
 
Con casi todo al alcance de la mano, pocos jóvenes del Primer Mundo conocen como acá el valor del esfuerzo. En la Argentina, uno de cada cuatro personas en edad de trabajar no tiene empleo, y hay una generación entera de pibes que jamás tuvo en sus manos un recibo de sueldo. Ellos saben de sacrificios y pelean por su futuro. Algunos asisten por estos días a los castings de empresas del exterior que vienen por el talento, el esfuerzo y el compromiso de nuestros jóvenes. Y ellos agradecen formar parte de este reality work del Primer Mundo. Con el mate en la mochila y con el sueño de regresar pronto a una Argentina mejor.
 
Algunas opciones
El miércoles 31 a las 13.30, en Don Bosco 159, San Isidro, CiudadUniversitaria.com dará una charla sobre la Feria de Empleadores de centros de esquí y hoteles de EE.UU que se realizará en septiembre. Para estudiantes universitarios o terciarios, con inglés: 5217-7768 o work@ciudaduniversitaria.com.
El viernes 2 de septiembre a las 21, en el hotel NH City, Bolívar 160, se presentará el Programa de 18 meses de Entrenamiento Profesional en Servicios Sociales en Estados Unidos. Es para psicólogos, psicopedagogos, terapeutas ocupacionales, asistentes y trabajadores sociales ya recibidos. Entrada libre y gratuita. Organiza Placement Solutions International: www.psiargentina.com. Confirmar asistencia: 4788 0973.
La embajada de Nueva Zelanda, un país en el que falta mano de obra, lanzó una visa especialmente para jóvenes de entre 18 y 30 años, sin hijos. Permite permanecer en el país hasta un año. Informes: 5217-2727 o www.stb.com.ar.
 
TENDENCIA: ERIKA PORCEL ES GRADUADA EN GASTRONOMIA Y VIAJO A EE.UU PARA CUIDAR CHICOS
"Es una experiencia inolvidable"
 
Erika Porcel, de 28 años, tiene una colección de anécdotas de su paso por los Estados Unidos como "au pair". Viajó para aprender inglés y, a cambio, cuidar chicos. Tuvo experiencias buenas y malas, pero en el balance se anima a dar un consejo: "Lo recomiendo. Es una experiencia inolvidable".
Graduada en Gastronomía, la chica que hizo la secundaria en el Normal Artigas de San Fernando decidió postularse en 2003 para el programa au pair.
"Te piden título secundario, fo tos de tu familia, certificado de buena conducta, tenés que hacer un test psicológico, licencia de conducir... Un montón de cosas, pero si las cumplís, conseguís el puesto sin problemas", cuenta.
Llegó al hogar de una familia acomodada de Virginia. El hombre, médico; ella, bioquímica. Una nena de 13, un nene de 11, y un hijo de la mujer de 23. "Me dieron un auto y un cuarto con baño. Mi obligación era llevar a los chicos al colegio, a las 6.30. Luego tenía el día libre hasta las 14.30. Después los llevaba a piano o a danza".
Erika aprendía inglés y los chicos, español. Ese era el trato. Pero una vez en la casa, las cosas fueron distintas con los mayores. "Se levantaban a la mañana y no saludaban. No me hablaban". Así estaba la relación hasta que un día chocó la trompa del auto. Ahí se terminó todo. No había pasado un mes y Erika tenía que buscar a otra familia.
"Me lo tomé con bastante calma, porque en dos semanas tenés que tener otra familia sí o sí, sino te volvés. Me llamaron varias familias y elegí una que vivía cerca. Me pidieron por una semana y me quedé todo el año". Fue la otra cara de la moneda. Los Young —David y Audrey Young, más los chicos Gates de 7 años, Brooks de 6, Macy de 4— fueron divinos con ella. Terminó adorándolos. "Es una familia fuera de serie. Después que me fui eligieron otra au pair argentina".
¿Tareas? Cuidar a los chicos. "No hacía tareas de limpieza. Me pagaron la escuela, la nafta de una camioneta gigante que me dieron, las vacaciones...".
El salario, regulado por el gobierno para las au pairs , es de 140 dólares por semana. Las chicas no gastan un centavo en comida ni estadía.
Más allá de los requisitos formales, Erika estima que hay que tener fortaleza para trabajar afuera. "Cuando algo sale mal, hay que seguir. Estás en otro país. Las cosas no son siempre color de rosa". ¿Una anécdota que refleje la vida de las au pair en el extranjero? "Un día me fui al shopping con una au pair mexicana. Dejé la camioneta en un estacionamiento inmenso y nos fuimos. Cuando volvimos, no recordaba dónde la había estacionado. La mexicana estaba muy nerviosa porque si entraba a su casa después de las 11 de la noche sonaba la alarma. LLegó a las 11.30. Al otro día la echaron".
Erika ahora entró al programa Work & Travel, por 18 meses. Desde hace tres semanas trabaja en la pastelería del Marriot, de Baltimore. Gana 11 dólares por hora y está contenta.

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