Cada año quedan en el camino entre el 60 y el 70% de los que se anotan para cursar la carrera. Desde que se instaló el curso de ingreso nunca superaron el obstáculo más de 550 aspirantes. En la década del 80 entraban al primer año más de 1.800 alumnos.
—¿Medicina estableció un sistema de cupos?
—Nosotros tratamos de seleccionar a los mejores estudiantes, pero la Universidad de La Plata prohíbe por estatuto los cupos. Nosotros creemos que se debe debatir la posibilidad de establecer este mecanismo. No importa cuánto tiempo demande. Es necesario iniciar la discusión.
—Pero Medicina igual restringe el acceso a los aspirantes.
—Esta facultad —como todas en la UNLP— tiene libertad para fijar un mecanismo de admisibilidad. Nosotros elegimos el curso de casi dos meses con repaso de contenidos del nivel medio y un examen eliminatorio. Es absolutamente legítimo. Ocurre que es necesario seleccionar a los mejores estudiantes porque la enseñanza de la medicina tiene una característica exclusiva: la necesidad de contar con pacientes, un hombre o una mujer enfermos que estén dispuestos a ser evaluados por los estudiantes. Eso es irreemplazable.
—Pero, hasta 1994, cuando se puso en marcha el examen eliminatorio, Medicina tenía casi el doble de matrícula.
—Antes de ser decano estuve en el Hospital Policlínico (donde realizan las prácticas los alumnos) y tuve que pasar por experiencias malísimas, como que los pacientes escapaban de las clases. Una persona era revisada por más de 30 jóvenes. Resultaba inhumano.
—Sin embargo, igual obtuvieron el título y ahora deben estar ejerciendo la profesión.
—Sí, pero una encuesta realizada por el Colegio de Médicos de la Provincia en 1990 determinó que el 90% de los egresados de esta facultad admitía que nunca había revisado a un paciente durante la carrera. Además, también es limitada la capacidad pública para realizar residencias en especializaciones. En el país existen 2.000 vacantes anuales y se reciben casi 4.000 médicos por año.
—Entonces, ¿coincide con el ministro de Salud, Ginés González García, quien afirmó que es necesario formar buenos médicos y no muchos médicos?
—Ese debate no nos corresponde. El Estado debe tener una política que determine la oferta y la demanda de los profesionales de la salud. No obstante la ausencia de esa gestión, en La Plata formamos un médico confiable porque lo hacemos con los recursos técnicos y humanos que se requiere.
—Los estudiantes mantienen una dura pelea contra el curso de ingreso. ¿Cómo sostendrán esta posición?
—Con las herramientas que ofrece el Estatuto Universitario. Nuestra facultad votó este sistema de admisión que está sostenido por la mayoría de los docentes y de los graduados. Si ellos quieren modificarlo, deberán plantearlo en el Consejo Académico. Hoy ningún docente quiere una facultad de donde egresen médicos sin experiencia ni conocimientos.