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Clarín-Domingo 3: "Los argentinos estudian italiano desde la nostalgia"

Docente e investigador de la UBA y de la Universidad de Siena, Patat estudió cómo se enseña el italiano en nuestro país. Y detectó que aquí entre el 60 y el 70% de la gente lo elige como segunda lengua extranjera.

«ñE«Ñn Argentina hay más estudiantes de italiano que en el resto del mundo, exceptuando claro está a Italia". La afirmación de Alejandro Patat, docente e investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA), surge de los resultados de un estudio acerca de la difusión del idioma italiano que se realizó en nuestro país en el año 2002 para ser integrado a una investigación sobre el mismo tema pero a escala planetaria.

urante la entrevista en la sede de la Biblioteca de la Asociación Dante Alighieri, Patat, también docente e investigador de la Universitá per Stranieri di Siena (Universidad para Extranjeros de Siena) contó las conclusiones del trabajo, que han sido publicadas en el libro Italiano in Argentina, de Guerra Edizioni.

—¿Cómo se realizó la investigación?

—En el resto del mundo la investigación se realizó en los Institutos de Cultura Italiana, agencias oficiales del gobierno italiano. Ese estudio arrojó que a nivel mundial existen 717 docentes de italiano para un total de 3.356 cursos que toman 41.719 estudiantes. En la investigación argentina incluimos a las Asociaciones Dante Alighieri, debido al peso que tiene dicha institución en el país. Así resultó que hay 1.349 docentes que dictan 4.510 cursos para 77.533 estudiantes. De ese total, 12.016 son niños y 30.238 adolescentes, es decir, los jóvenes equivalen a la cantidad de personas que aprenden italiano en el resto del planeta. Ningún país posee la dimensión capilar de la Argentina en la difusión del italiano

—¿Cuál fue el objetivo de la investigación?

—Alumbrar cómo habían cambiado en veinte años y en todo el mundo las motivaciones de los estudiantes de italiano.

—¿Y cómo cambiaron?

—Creemos que la primera motivación mundial aún sigue siendo la cultural. Aunque emergió un dato llamativo: ahora un 20 por ciento de las personas que estudian italiano lo hace por razones de trabajo y otro 20 por ciento porque quieren analizar textos en esa lengua.

—¿Qué lectura hace de esa realidad?

—Es muy importante el hecho de que la lengua italiana no quede anquilosada a la idea de cultura, sino que también esté ligada a la idea de producción económica. Que el italiano se estudie para potenciar la mejora de las competencias profesionales es un dato que indujo al gobierno de Italia a iniciar una política de intervención en este aspecto.

—De su libro surge que el italiano es la segunda lengua extranjera que estudian los argentinos, ¿cuál es su hipótesis al respecto?

—Entre el 60 y el 70 por ciento de las personas eligen el italiano como segunda lengua extranjera. Es un dato absolutamente novedoso. En el resto del mundo el italiano es la cuarta lengua extranjera. Esto confirma el grado de excepcionalidad del caso argentino.

—¿Cuál es la característica del modelo lingüístico argentino en la enseñanza del italiano?

—En este país las comunidades italianas conservan la memoria de su pasado. Ahora bien, ¿estas asociaciones, ligadas a la memoria de la inmigración, están en condiciones de dar una imagen moderna de Italia? A mi juicio dialogan con lo moderno pero conservan fuertemente el testimonio del pasado.

—¿Por qué las instituciones argentinas que enseñan italiano se limitan a dialogar con la Italia moderna?

—Por los resabios culturales del fenómeno inmigratorio. El modelo lingüístico italiano, que es cultural, tiene buenos docentes y buen italiano. Pero el alumno que se acerca al italiano tiene inmediatamente una evocación de Italia, y esa evocación es nostálgica. Quien estudia italiano en la Argentina lo estudia con esta mediación nostálgica del docente

* Por  Pilar Ferreyra.

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