El Instituto fue creado en 1955 y creció en décadas de relativo crecimiento y donde existían esperanzas fundadas sobre las posibilidades de desarrollo de la Argentina. El Balseiro incorporó carreras vinculadas con la ciencia y la tecnología de punta, en las que se formaron destacados profesionales, muchos de los cuales alcanzaron relevancia internacional. Un representante actual de esto último es el físico Juan Martín Maldacena. Los trabajos del Instituto, articulados con los de otras instituciones, contribuyeron al desarrollo de tecnología nuclear que la Argentina utiliza localmente en usos pacíficos y exporta.

Como el resto del sistema científico-tecnológico, el Balseiro sufrió el deterioro de la economía, la crisis fiscal y la sucesión de políticas que desdeñaron la importancia del sector. En la actualidad las condiciones de este segmento han cambiado pero, como coinciden las más diversas evaluaciones, está lejos de recibir los recursos y el apoyo que necesita para desplegar su potencialidad en beneficio de la economía y la sociedad.

El cincuentenario del Instituto Balseiro es un momento oportuno para reflexionar sobre las oportunidades perdidas en materia de ciencia y tecnología y sobre la necesidad de revertir el estado de cosas reinante.