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Clarín: Editorial: Debatir una nueva ley de educación

La educación se encuentra en declive debido a un conjunto de razones. Unas están referidas a problemas de financiamiento, deficiencias de infraestructura, falta de capacitación e innovación pedagógica y desjerarquización de la profesión docente. Asimismo, el deterioro de las condiciones sociales provocó un proceso de marginación y de anomia que afecta la continuidad de los estudios y el rendimiento escolar.

Entre los motivos de la baja de la calidad educativa también deben mencionarse los efectos producidos por la Ley Federal de Educación. La norma establecida en la década pasada fue provocando una seria fragmentación de la escuela. El traspaso a las provincias se realizó sin equidad presupuestaria, lo cual fue llevando, entre otras cosas, a que en varias jurisdicciones se vivieran gravísimos conflictos docentes por la falta de pago de haberes o por el retraso salarial. En materia de contenidos sigue viviéndose una situación de disparidad, que aún no logró superar la actual gestión educativa, lo cual profundizó el retraso educativo de las regiones más empobrecidas del país.
 
Además, la sustitución de las tradicionales escuela primaria y secundaria por el EGB y el Polimodal no logró echar raíces.
 
Más fragmentación le agregó que dos jurisdicciones importantes quedaron afuera de esta norma: la Ciudad de Buenos Aires y la UBA. La primera mantiene el sistema tradicional de escolaridad y la segunda logró escapar a los sistemas de evaluación y control de la calidad universitaria.
 
En este contexto, es auspicioso que se abra el debate sobre la nueva Ley de Educación, la cual es de esperar que, con consenso, se consagre en el curso del año.
 
La discusión abierta sobre la Ley de Educación es auspiciosa, porque el régimen actual ha generado una fragmentación que afecta especialmente en las regiones más pobres del país.

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