De este modo, a la vez que se registra un paso importante en materia de igualdad de género, se verifica la persistencia de la desigualdad económica entre el norte más rico y el sur empobrecido de la Ciudad.
La Encuesta Anual de Hogares que realizó la Dirección de Estadísticas de la Ciudad señala que si bien en el universo de las personas mayores de 25 años son los varones quienes presentan más años de educación —12,4 años, contra los 11,8 que, en promedio, tienen las mujeres de ese mismo segmento de edad—, lo cierto es que en el segmento de entre 25 y 34 años, las mujeres estudian más años que los varones, lo cual expone una tendencia de cambio positivo. Esto coincide con el relevamiento de la composición del estudiantado de la Universidad de Buenos Aires, en la cual el 60,2% de sus 253.260 estudiantes son mujeres. Esta posición de las mujeres en la dimensión educativa no tiene todavía su equivalente en la inserción laboral, ya que sigue habiendo una fuerte superioridad masculina en materia remuneratoria y en la ocupación de puestos de mayor jerarquía.
Por otra parte, la desigualdad económica y social que se registra entre el norte y sur porteños corre el riesgo de profundizarse aún más, ya que —entre otros factores— no se promueve a la educación como vía para alcanzar una mejora en las condiciones económicas.
Dos tendencias diferentes se combinan en materia educativa en la Ciudad: los habitantes del norte porteño estudian más que los del sur, mientras que las mujeres dedican más años al estudio que los hombres.