Como indicadores del deterioro y la precarización de la condición de los profesores universitarios se pueden mencionar su bajo nivel de remuneración y al carácter interino de sus cargos. Pequeñas mejoras se pueden observar en dichos terrenos, que es de esperar puedan afianzarse en mayor medida. Por una parte, los casi 130 mil docentes universitarios del país recibirán un monto no remunerativo como el que ya se le asignó al resto de la administración pública. Por otro lado, y ante la enorme dilación que tienen los concursos en la UBA, se puso en marcha un sistema informático con la intención de revertir el hecho de que la mitad de los profesores son interinos.
A estos pasos le deben seguir otros, ya que contar con un cuerpo de profesores estable y bien remunerado es la base para contar con nuevas generaciones de investigadores y docentes.
Un impulso a los trámites de concurso y un aumento en los sueldos son dos pequeños pasos hacia la mejora en la situación de los docentes universitarios, sin los cuales el saber no podría acumularse y transmitirse.