La prolongación temporal de los estudios es entonces tanto una consecuencia de la acumulación de saberes como un estímulo para proseguir el camino del progreso técnico e intelectual. En este punto se fueron advirtiendo las limitaciones de las carreras universitarias de grado y se fueron estableciendo estudios de un nivel superior y de mayor especialización.
Afín a esta tendencia, en los últimos quince años comenzaron a multiplicarse las ofertas de carreras de posgrado en nuestro país, lo cual ha ido introduciendo la idea de la educación continua.
A diferencia de lo que ocurre con la educación de grado, aun en manos de universidades públicas los posgrados no son gratuitos, pero ambos —grado y posgrado— están sujetos a un sistema de verificación a cargo de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) que funciona en el Ministerio de Educación, una dependencia que ha visto crecer sus responsabilidades ya que por año se crean en el país unos 150 posgrados.
A pesar de la importancia de desarrollar las especializaciones, sólo un porcentaje mínimo de los matriculados en el país —el 12,2— llega a terminar los estudios de posgrado.
Sería importante, entonces, promover el acceso a los posgrados, especialmente de ciencia y tecnología, a través de información, planificación y ayudas. Esto contribuiría a mejorar la disponibilidad y la calidad de recursos humanos indispensables para el crecimiento.
En los últimos años se amplió la oferta de posgrados. Promover y difundir esta etapa de los estudios, especialmente en ciencia y técnica, contribuiría a la acumulación de recursos humanos.