El elevado número de estudiantes y egresados que tienen las carreras tradicionales es un viejo motivo de preocupación que no termina de encararse seriamente.
En el caso de la relación entre el número de médicos existentes y la calidad de su formación, por un lado, y las necesidades sanitarias es particularmente importante porque está vinculado con el tema de la salud. Este tema hay que considerarlo teniendo en cuenta varias cuestiones: que las necesidades sanitarias de la población están lejos de ser satisfechas; que si hay un excedente de médicos puede deberse a la insuficiencia del sistema de salud y que cualquier debate de esta naturaleza debe hacerse sobre la base de un ajustado relevamiento de la cantidad de profesionales existentes y sus áreas de ocupación, información de la que aparentemente no se dispone.
Otra cuestión es cómo deben enfrentar las universidades el tema de la calidad de la enseñanza. En primer lugar, debería existir al menos un cuadro orientativo de cuántos y qué tipo de médicos son necesarios y qué presupuesto y medios técnicos se requieren para formarlos. Sólo en ese contexto puede decidirse qué sistema de ingreso tienen que adoptar las universidades y qué fondos, equipamiento e infraestructura necesitan para cumplir los objetivos propuestos.
Avanzar en el análisis de estas cuestiones es fundamental para el debate sobre el presente y el futuro del sistema educativo, una tarea en la que deben participar las autoridades nacionales, de las universidades y de los cuerpos profesionales.
Las universidades nacionales, por su parte, no pueden escudarse en el admitido régimen de autonomía para eludir el debate o rechazar opiniones externas.
Declaraciones del ministro de Salud lanzaron una polémica sobre el número y la calidad de médicos existentes y la política de las universidades. Es un tema crucial que debe analizarse sobre la base de evaluaciones precisas.