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Clarín: Editorial: Mujeres que hacen ciencia

El lugar de la mujer en la ciencia moderna sigue siendo subalterno, como consecuencia de un conjunto complejo de motivos y causas, entre los cuales se destaca un sistema de dominio predominantemente conservador que de modo velado parece postergar el reconocimiento y los lugares de mayor responsabilidad por razones de género.

El ingreso de la mujer a la universidad es un acontecimiento de comienzos del siglo veinte, lo cual muestra el peso de prejuicios y discriminaciones que debieron de padecer a lo largo de nuestra historia cultural. Como si la razón fuera un atributo masculino, el camino del saber y la investigación se les negó a las mujeres de modo persistente.

El siglo veinte ha mostrado el valor de científicas y pensadoras, pero aún así los lugares de mayor reconocimiento y poder se les abre muy lentamente a las mujeres.

Así, días pasados la Academia de Ciencias de los Estados Unidos anunció la incorporación de 72 nuevos miembros, de los cuales 19 son mujeres. Aunque se trata del número más elevado de mujeres que elige esa academia en su historia, todavía el ideal de igualdad entre los géneros se mantiene distante y exige una atención permanente.

Aunque la Academia de Ciencias de los EE. UU. ha elegido el número más grande mujeres, persisten desigualdades que las mantienen alejadas de las mayores responsabilidades.

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