Hasta la semana pasada, parecía que incluso el mismo Johnny Lechner había aceptado la idea de que todo lo bueno debe terminar. El joven estadounidense de 29 años se había vuelto una especie de celebridad en su país por haber sido alumno universitario durante 12 años; había aparecido en programas de TV y hasta había conseguido un contrato editorial para escribir un libro.
Sin embargo, el estudiante crónico con una inclinación por la autopromoción finalmente tenía que egresar ayer de la Universidad de Wisconsin. Pero cambió de opinión.
"Siempre quise estudiar en el exterior", dijo Lechner, y así explicó su decisión de retirar su formulario de graduación para pasar un año en el extranjero, ya que su carrera así se lo permite. "Ahora estoy planeando ir a Londres o tal vez a alguna parte de Australia".
Lechner exasperó a las autoridades universitarias al negarse a abandonar la facultad, a pesar de haber obtenido suficientes créditos como para tener un título en comunicaciones, educación, teatro, salud o estudios de mujeres.
El año pasado, el estado de Wisconsin, que administra el sistema de universidad pública, introdujo una norma que requiere que los estudiantes como él paguen el doble de matrícula. Pero Martha Saunders, la directora del campus Whitewater de la Universidad de Wisconsin, donde está inscripto Lechner, adopta una postura más estoica. "Somos una comunidad de académicos —dijo recientemente—, y a él le encanta aprender", dijo ante una consulta.
En todo este tiempo se plantearon dudas sobre si el estilo de vida de Lechner verdaderamente se asemeja a la imagen que construyó, y que descansa en relatos de borracheras nocturnas y escapadas con compañeras de estudio: los amigos dicen que es mucho más estudioso de lo que sugiere su imagen.
"No sé si soy dotado con un metabolismo loco, pero en mi casa organizamos unas fiestas tremendas —insistió—; y al día siguiente me despierto, voy a clase y me tomo los estudios muy en serio".
Lechner acepta que le falta dirección en la vida. "No les voy a mentir, realmente no sé qué hacer con mi vida", dijo. "Pero por lo menos lo admito. Mucha gente que tiene 29 años no sabe lo que hace. La única diferencia es que ellos se reciben, se casan, tienen hijos, y todavía siguen sin saberlo", añadió.
El estudiante dijo que estaba en pleno proceso de conseguir dinero para estudiar en el exterior, pero que partiría de inmediato si alguien en Gran Bretaña le ofreciera un empleo de verano para financiar su año de estudio. Después de eso, prometió, finalmente se recibirá.
"Porque entonces habré logrado, oficialmente, todo lo que hay por hacer en la universidad", dijo. "Cuando llegue el momento, tal vez me dedique a hacer un posgrado".
TRADUCCION Claudia Martínez
Oliver Burkeman THE GUARDIAN ESPECIAL
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27 de noviembre de 2024