Los orígenes del American Sign Langue se remontan por lo menos a fines del siglo XVII. En esa época ya había una comunidad de sordos, en Martha\'s Vineyard, en Massachusetts que se comunicaba por medio de una especie de lenguaje de signos. Actualmente hay en EE.UU. más de 500.000 personas que lo usan como primera lengua.
Marisol Arzate —20 años, alumna del Pierce College en Woodland Hills— que siempre obtiene las calificaciones más altas, tuvo que estudiar mucho en sus clases de español del colegio secundario, a pesar de que había aprendido lo básico de sus padres mexicanos. Cuando se inscribió en Pierce para su primer semestre de American Sign Language (ASL) pensó: \"Será muy fácil, no habrá que estudiar demasiado\". Pero ahora advierte que es difícil.
El curso sigue atrayendo a muchos alumnos que prefieren aprender visualmente, y que asisten a escuelas que aceptan el conocimiento del ASL como materia válida para cumplir con los requisitos del estudio de idiomas.
En los últimos años fueron tantos los alumnos que se interesaron en aprender este lenguaje que la inscripción fue la más numerosa entre las \"lenguas extranjeras\" que ofrecen las universidades estadounidenses, según la Modern Language Association. La asociación sostiene que ocupa el quinto lugar en la lista de lenguas extranjeras que se estudian en el \"college\" (tres primeros años de la universidad). Sólo por debajo del español, el francés, el alemán y el italiano.
Pero la opinión de las autoridades académicas sigue dividida. Aunque la cantidad de colleges que aceptan el ASL como crédito para el estudio de lenguas extranjeras aumenta, algunas facultades importantes, no lo han hecho. Sostienen que el lenguaje de signos —a diferencia, por ejemplo, del francés— no abre una ventana a la cultura de otro país.
La polémica no enfrió el entusiasmo de los estudiantes. Entre los que se anotan hay alumnos de nivel secundario que acuden a los \"colleges\" públicos con intención de tomar clases de ASL, porque ese curso no se dicta en sus colegios. Muchos aspiran a aprender la lengua para sordos para tener más créditos al presentar su solicitud para iniciar estudios universitarios.
\"A mí no me gusta estudiar idiomas\", dice Sterling Hirsh, 15 años, alumna de segundo año en el programa para alumnos destacados del North Hollywood High School. El exigente programa de estudios de su colegio secundario incluye tres niveles de idioma; y para los estudiantes que se interesan por la computación, más horas de Matemáticas y Física. Pero ella dice: \"Sabía que sería divertido aprender esta lengua. No se trata sólo de estudiar en un libro, aprender vocabulario...El ASL es más físico\".
Ella le atribuye en parte su éxito en el curso de ASL a su profesora, Lisa Chahayed, instructora en Glendale y Pierce. Chayayed, 41 años, sorda de nacimiento, que enseña con un ritmo rápido, y promueve animados diálogos entre los alumnos que se comunican solamente por gestos y signos.
El silencio de la clase —nadie habla— sólo es interrumpido por momentos por las risas que la profesora provoca en sus alumnos con los juegos de rol que propone. \"Me doy cuenta de cuáles son los alumnos que me entienden observando quién se ríe y quién no\", dijo Chahayed.
Muchos estudiantes no tenían ningún vínculo con la comunidad de los sordos antes de estudiar el lenguaje de señas, y no tienen planes concretos para utilizarlo profesionalmente. Sin embargo, Chahayed es optimista porque cree que estos jóvenes saldrán de su curso con \"una nueva visión de la vida, y nos apreciarán por lo que somos y por lo mucho que hemos luchado\".