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Clarín: Ella estudia y trabaja: la prostitución VIP se llenó de políglotas universitarias

Si saben idiomas cobran mejor, si tienen un título, todavía más. ¿Quiénes las contratan? ¿Se modificó el perfil de la prostituta?

Ya lo dijo Fidel: “En Cuba, hasta las prostitutas son universitarias”. Aunque parezca extraño, el último grito de la moda capitalista coincide con la ácida pero realista visión del líder revolucionario: hoy por hoy, el auge de los servicios de agencias de acompañantes y el turismo sexual acrecientan el fenómeno de las prostitutas universitarias. En los últimos años, jovencitas con proyectos, buenas familias, varios idiomas en su CV y maratónicas sesiones de gimnasio marcan tendencia en el negocio de la prostitución VIP. La “doble vida” es sinónimo de pesos; en el mundo y, por supuesto, en la Argentina. 

 

Claudio Ares, Dueño de Tramps-Escorts: “Las chicas sólo quieren ganar plata” ”

 

Las chicas que posan en las vitrinas de los portales VIP apenas llegan a los 30 y su psico físico cultural puntúa mucho más arriba de la media del ambiente. Trabajan en forma independiente, gran parte de ellas estudian carreras universitarias, manejan varios idiomas y cuidan su "presencia" como si fueran verdaderas modelos de televisión. “Transmiten que son lindas y que, además, pueden hacerte quedar muy bien en una cena de negocios", comenta Claudio Ares, responsable Tramps-escorts, uno de los casi cincuenta sitios argentinos en donde estas refinadas prostitutas muestran sus fotos desnudas, esperando el pique de empresarios poderosos o de turistas hambrientos de “carne argentina”.

Sus clientes son personas con altos cargos y poder adquisitivo elevado. Muchos son extranjeros, pero también hay empresarios exitosos de nuestro país. “El turista busca compañía por uno o más días completos y paga en dólares. El cliente local, en cambio, contrata servicios cortos”, aclara Ares. En ambos casos, se busca pasar un momento agradable con la seguridad de que obtendrán exactamente lo que contrataron por medio del sitio. Generalmente, los lugares para la cita son elegidos por ellas. “Puede ser en el hotel o en su propio departamento también, pero no todas pueden o quieren acondicionarlo para recibir a un cliente de estas características (high class), entonces prefieren hacer servicios a domicilio”, asegura el dueño de Tramps.

Actualmente, cuatro de cada diez prostitutas de agencia son universitarias y hasta respetan características similares: provienen de buenas familias, mantienen un nivel de consumo alto, se pagan los estudios en universidades privadas, hablan un buen nivel de inglés y tienen vidas sociales normales, que mantienen intactas más allá de sus actividades "extracurriculares". ¿Cambió el exclusivo mundo de la prostitución VIP? “Indudablemente sí, hoy por hoy, la prostituta de alta categoría se asemeja más a una mujer de negocios que una pobre sin opciones en la vida”, afirma Ares y agrega: “Todas dicen que serán prostitutas por un tiempo, pero en muchos casos, quedan pegadas... aún con su titulo bajo el brazo”. 

 

Laura, Prostituta VIP y estudiante de Derecho: “No quiero hacer esto toda la vida”

 

“Hoy no puedo Corazón, pasado mañana tengo parcial”, le dirá Laura a uno de los dos celulares que lleva colgados del cinturón. Después, como si nada, hablará largo y tendido sobre su vida estudiantil: la cantidad de materias que lleva cursadas, las cátedras, el último parcial (que dará en julio) y de los profesores babosos que la pispean cuando taconea por los pasillos de la UBA. “Mañana, por ejemplo, voy a la facu a buscar unos apuntes y después, a eso de las 19, recién arranco con el trabajo”, dice, enchufadísima. Se calma. Sabe que “trabajar” para ella significa prostituirse y, por eso, empieza a contar su historia con un poco más de cautela: habla de los altos precios que cobra (entre 400 y 1500 la hora “depende el señor”) comenta que sus clientes son “caballeros” con los que, muchas veces, terminan hablando de sus respectivas profesiones.

“Empecé hace dos años, meses después de haber terminado con primer año de Derecho. Podría decir que arranqué porque no me quedaba otra, pero la realidad fue distinta: una amiga íntima me contactó con un fotógrafo de books y él me tiró la onda”, dice Laura, que, como mínimo, atiende veinte clientes por mes. Trabaja en su propio departamento porque esa opción “es la más segura” en estos tiempos. Y sin que se le pregunte, agrega: “Es mejor esto que hacer promociones, se gana mucha más plata”. Media hora más tarde, Laura levanta los 50 kilos que pesa de la silla y se va del bar arqueando la cintura. Antes, aclara, “es temporario, hasta que me reciba”. Sí, parece que todas dicen lo mismo... 

 

Juan y “El Tano”, Empresarios, 30 y 37 años: “Es más caro tener una amante”

 

“Si tuviera plata y fuera soltero creo que las contrataría por tiempo completo. Están buenísimas”, dice Juan, 30, empresario del rubro tecnológico. Después de semejante declaración, relata más detalles sobre uno de los tantos encuentros con sus chicas VIP. “Llegué a un lindo departamento de Palermo, muy prolijo, súper limpio, me abrió la puerta, me pegué una ducha, pasamos a la pieza, nos dimos unos besos (no en la boca) y bueno, después tuvimos sexo con preservativo”. Y agrega un dato: “Cuando terminé, como estaba re-tranqui, nos quedamos hablando un rato largo sobre nuestras vidas y ahí me dijo que estaba en tercer año de Arquitectura”, comenta Juan -nombre ficticio que eligió para la nota “porque sino se le complica”-.

Por teléfono, muy precavido, otro señor con “falsa identidad” se presenta: “Decí que soy el Tano, así nadie sospecha”. Enseguida, verborrágico, comienza con su relato: “La mía –su prostituta- me comentó que vive sola hace cinco años y que los padres son de la zona norte. Habla inglés e italiano perfectamente y su nivel cultural me pareció excelente, incluso, mejor que "el de mi propia novia”, remarca. “Me contó que no le falta plata, que estudia Economía y que trabaja de esto porque tiene que costearse sus estudios en la UCA, que es una privada”, informa. “La tarifa era de 120 pesos y estuve una hora, pero fue tan lindo y tan amable el momento que cuando se hizo la hora me quede un rato más a conversar y a hacernos unos mimitos más”, dice y se define, inmediatamente, como un romántico empedernido. “Desde ese día quede enviciado y tuve otras experiencias similares con otras chicas porque realmente son muy finas y hermosas”. Además, “es más caro mantener a una amante”, termina El Tano, riendo.

Pero la “alegría” no es sólo de las facultativas argentinas. Según un estudio de la Universidad de Melbourne, Australia, “las universitarias incurren cada vez con más frecuencia en el negocio de las strippers o la prostitución”. Sarah Lantz, del Centro de Salud Adolescente de la facultad, entrevistó a cuarenta alumnas y descubrió lo siguiente: “Para muchas la baja cantidad de horas que trabajan en el rubro, donde además obtienen buenas pagas, les permite darse una buena vida y estudiar al mismo tiempo”. Eso sí, según la socióloga, “de las que completaron sus carreras todas continuaron trabajando en la industria del sexo”.

* Lorena Bassani. De la Redacción de Clarín.com, lbassani@claringlobal.com.ar

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