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Clarín: Empresarios: al 55% le preocupa la falta de personal calificado

Lo señalan estudios privados. El INDEC sostiene que el 15% de las industrias no encuentra lo que busca. Muchas cambiaron de estrategia y ahora capacitan a su personal. Reclaman políticas de Estado.

22 de febrero de 2006, 12:59.

Junio del 2004 pudo haber sido la fecha de inicio de una guerra en la ciudad bonaerense de 9 de Julio. La industria de la maquinaria agrícola había comenzado a crecer, y las fábricas se sacaban los ojos entre sí, porque todos querían a los mismos empleados: la gente que quedaba con conocimiento de oficios. Al final, todas las empresas se vieron forzadas a cambiar de estrategia. Se unieron para empezar a formar trabajadores.
 
El final de esta historia es excepcional, porque fue más o menos feliz. Pero, en el resto del país perdura la misma inquietud que casi lleva a 9 de Julio a la confrontación. Hoy, la falta de mano de obra calificada es una de las fuentes de preocupación más importantes, tanto de los grandes como de los pequeños empresarios. Una encuesta realizada por el consultor Ernesto Kritz entre 200 compañías líderes demuestra, incluso, que este tema supera al de la clásica incertidumbre argentina por el futuro. Por lo menos, así lo respondió el 55% de los consultados.
 
La falta de mano de obra calificada no deja de ser una paradoja en un país que tiene 10,2% de desocupación (cifra que no incluye a los planes sociales). Pero, hoy el sector más ágil de la economía es justamente aquel que vio destruir el 60% de sus puestos en la década pasada. Falta educación, falta experiencia, una generación que se alejó del trabajo y que no volvió. Y, desde el ministerio de Trabajo, además, tiran otros dardos: en los 90, las secciones de recursos humanos de las empresas se dedicaron a tercerizar y despedir, y hoy no saben cómo formar gente.
 
El INDEC constata la dificultad que existe en hallar gente apta. Según la última medición, de diciembre pasado, el 43,9% de las empresas salieron a buscar gente, pero un 15,4% no encontró. "Hay un desajuste muy fuerte entre la oferta y la demanda de calificaciones", dice Kritz. La experiencia recogida por las agencias de empleo confirman este dato. "Hay una porción de la población que no está capacitada para entrar en el mundo laboral", indicó Alfredo Fagalde, gerente general de Manpower.
 
Kritz dice que los que tienen capacitación, educación y experiencia ya no tienen problemas más de empleo. Vicente Stagno, de la Federación Argentina de Empresas de Trabajo Temporario (FAETT), ilustra con una anécdota esta realidad. "Hace tres años, un ex comerciante, con mucha experiencia de visitador médico, sólo pudo conseguir un trabajo de encargado de plaza de estacionamiento. Esa persona, hoy está trabajando en algo de acuerdo a su capacidad", señala.
 
Tanta es la necesidad por trabajadores formados, que las empresas han debido repensar estrategias. Edival, una de las dos fábricas de válvulas de Rafaela, hace dos años decidió implementar un plan de tres patas, según cuenta su gerente general, Diego Verardo: "Intervención en las universidades locales; la escuela interna de capacitación; e importar un trabajador cuando, por la funcionalidad que se necesita, no se lo encuentra en Rafaela".
 
Pero no todo el mundo tiene la misma iniciativa que Edival, que es una empresa modelo en autopartes. Laura Vitali, consultora de selección de Select Executives, cuenta desde Rosario que muchas veces las compañías prefieren no invertir en la formación profesional de su gente, porque esto representa un costo. Y temen que, después de haber invertido en esto, la persona se vaya a trabajar para la competencia.
 
El ministerio de Trabajo va invertir $25 millones este año en capacitación. Pero, las empresas y los especialistas reclaman una política más profunda del Estado. Kritz dice que una fábrica puede aumentar su presupuesto para calificación, pero "no puede proveer conocimientos matemáticos o de comprensión de textos". Difícilmente la Argentina pueda fabricar productos de mayor valor agregado si sus operarios no están capacitados.
Marina Aizen. maizen@clarin.com
 
Las fábricas que también se convierten en escuelas
 
La falta de mano de obra calificada es una preocupación latente en los sectores industriales. Aunque muchas empresas siguen tomando personal para entrenarlos dentro de las mismas plantas. Algunas alternativas recientes apuntan a formar trabajadores preparados antes de que se inicien en el oficio.
 
La firma L&N produce software de exportación. Esta compañía argentina emplea a 130 personas, la mayoría programadores y analistas funcionales, y tiene su fabrica de software en General Pico, La Pampa. El presidente de L&N, Claudio Novas, explicó que hay tres problemas fundamentales para contratar a egresados nacionales: "No hay profesionales para esta industria de la suficiente calidad, no hay un buen nivel de inglés, y la formación que ofrecen las universidades es incompleta".
 
Un graduado se debe capacitar dentro del L&N por 6 meses para ser considerado un especialista de sistemas e incluye clases de ingles. L&N no recibe ayuda del Gobierno, porque no es una pyme con 3 años de actividad (el mínimo para conseguir un crédito gubernamental). El total de los costos de la capacitación son, en consecuencia, afrontados por la empresa.
 
Estos gastos no son menores. Un curso técnico de Java cuesta $ 60.000. Los cursos de inglés tienen un valor de $ 15.000 mensuales. A esto hay que agregarle lo que pierde la compañía en tiempo.
 
L&N encontró la receta: trabaja desde abril de 2005 con la Universidad de La Pampa para "ajustar los planes de estudio" de tal manera que los graduados de ingeniería de sistemas puedan empezar a trabajar inmediatamente. "Le damos fondos a la universidad para que invite a especialistas de afuera para capacitar a los alumnos. Ellos acceden a cambiar las materias del último año de carrera", explicó Novas.
 
Los resultados han sido muy positivos. De los 25 egresados de ingeniería de sistemas el año pasado de la Universidad de La Pampa, la fabrica de L&N contrató directamente a la mitad.
 
Pedro Bergaglio, presidente de la Cámara del Sweater, dijo que en la industria textil se está apreciando "una vuelta al sistema de aprendiz". Consideró, sin embargo, que los períodos de aprendizaje, de al menos un año, son muy extensos. Justamente por esto, el último noviembre se inauguró una escuela de capacitación textil en Buenos Aires. Aunque no garantiza colocación laboral, las clases son "absolutamente gratuitas" remarcó Bergaglio.
 
Son varios los motivos que explican las dificultades de la industria textil en conseguir trabajadores preparados.
 
Durante los años 90, el sector, a causa de fuertes niveles de importaciones, perdió muchos empleos. Ahora que repuntó la producción nacional, llenar los puestos de trabajo con jóvenes capacitados resulta muy complicado.
 
"No logramos que las empresas, las universidades, y el Gobierno trabajen en conjunto para mejorar la capacitación de los jóvenes" argumentó Novas, "podemos exportar talento al mundo, pero no lo podemos aprovechar en Argentina".
 
Oficios que se buscan pero no se encuentran
 
Torneros, fresadores, operarios con conocimiento de piezas a medidas, gente que sepa cambiar matrices, leer planos, plegar metal, manejar montacargas o palas mecánicas o vehículos pesados. Las agencias de empleo dicen que es muy difícil conseguir personas que sepan hacer todas estas cosas. Cuesta mucho también encontrar jefes de venta o gente que sepa lenguaje de software.
 
Según datos del ministerio de Trabajo, los sectores que más empleos han generado desde la crisis, y que ahora tienen dificultades para encontrar gente apta para satisfacer sus necesidades de crecimiento, incluyen a la indumentaria, la construcción, el sector metalúrgico y metalmecánico, la industria automotriz, naval, del software, la maderera y de manufactura de muebles y el turismo. Hay producciones especializadas en la fruticultura, como recolección de arándanos, que insume personal con ciertas capacidades. Lo mismo ocurre en la industria vitivinícola.
 
Desde el 2002, el Estado capacitó unos 80 mil trabajadores. Algunos casos se llevaron a cabo en el marco de experiencias conjuntas con empresas privadas, como ocurrió en 9 de julio, con las industrias del Distrito Industrial de Maquinaria Agrícola (DIMA).
 
Jorge Guerriere, titular del DIMA, dice que en marzo se realizará una mesa sectorial, para identificar qué oficios se necesitan más para apuntar los cañones de la formación.
 
Pero, además, allí están pensando volver al viejo sistema de aprendiz en las fábricas para gente que no tiene si quiera los estudios secundarios. Esto parecía impensable hace unos años.
 
En Trabajo, dicen que para las pymes la necesidad de gente capacitada comparte el lugar número uno en el ranking de preocupaciones junto a la de conseguir fuentes de financiamiento, pues tienen menos posibilidades de invertir en la formación de gente.
 
Los verdaderos cuellos de botella
 
En la Argentina, uno de cada 5 trabajadores que está ocupado busca otro empleo porque está insastisfecho con el que tiene. Y eso sucede porque gana poco, trabaja pocas horas y quiere trabajar más o se desempeña en un puesto que no responde a su calificación,
 
En total, en esa situación hay 2,8 millones de personas, que representan el 21,8% de los ocupados de todo el país, según los datos del INDEC del tercer trimestre de 2005. A esto hay que sumarle otro 1,5 millón de desocupados que abiertamente buscan un empleo. Así, la Argentina tiene una presión de la oferta de trabajo de 4,3 millones de personas.
 
Esa "presión" es muy intensa porque el 46% de los ocupados trabaja en negro. Y esa gente estaría dispuesta a trabajar por el mismo sueldo si otra empresa lo contratara en blanco.
 
Esta realidad es la que explica que, en el llamado sector formal, la mitad de los trabajadores registrados por la empresas gane menos de 810 pesos. Y que la mitad de los que trabajan en negro perciban menos de 400 pesos, según el INDEC.
 
Otro dato a tener en cuenta es que hoy la industria produce más que en 1998, antes del inicio de la recesión, con un 15% menos de obreros ocupados. Y eso significa una fuerte aumento de la productividad laboral.
 
Es evidente a partir de estos números que en la Argentina hay falta de mano de obra calificada pero no se trata de una situación generalizada. Sino, los sueldos no estarían en los niveles mencionados, ya que las empresas buscarían personal especializado de la competencia pujando por mejores salarios. Y las empresas que sí cuentan con trabajadores calificados, para retenerlos, se verían forzadas a aumentar sus sueldos.
 
En síntesis: ni de los niveles salariales ni de los 4,3 millones que buscan empleo se puede deducir que en la Argentina faltan trabajadores. Pero en todo proceso de repunte económico se producen fricciones de contratación de personal en ciertas actividades, en ciertas localidades y para determinadas calificaciones.
 
En gran parte, eso también obedece a que durante muchos años hubo ausencia de capacitación y hoy existen serios cuellos de botella en la selección de personal.
 
Finalmente, hay mucha mano de obra argentina —ponderada y muy requerida en buena parte del mundo por su nivel calificación— que emigra porque encuentra mejores oportunidades fuera del país.
Ismael Bermúdez. ibermudez@clarin.com

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