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Clarín: Exámenes finales y estrés: cómo superar una combinación peligrosa

El miedo a las evaluaciones es un problema común que se agrava con malos hábitos de estudio, pero tiene solución. Los especialistas dan las pistas sobre cómo, cuándo y qué estudiar.

Si bien el cansancio del año se hace notar, el entrenamiento de meses de estudio intenso facilita el camino para atravesar con éxito el último período académico antes de las vacaciones. Sin embargo, las situaciones de exámenes no dejan de provocar problemas en los estudiantes. Una investigación realizada por docentes de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Nacional del Litoral junto con la ONG "Crecer sin violencia", indica que exponerse a situaciones de exámenes altera el organismo.
Durante los períodos de evaluaciones se observa una disminución de las defensas y de los glóbulos rojos, junto con ciertas alteraciones de la hormona cortisol que, cuando se produce en exceso, puede destruir neuronas e inhibir la producción de nuevas células madre. Evitar estas alteraciones físicas resulta poco probable ya que las reacciones fisiológicas son difíciles de controlar. Sin embargo, es factible adquirir hábitos que favorezcan un estudio a conciencia y que le permitan al alumno atravesar la situación de examen con el menor estrés posible.
¿Cuáles son los comportamientos que hacen menos traumática la cuestión? Para empezar: el material de estudio. Un error común a la hora de preparar exámenes es estudiar de apuntes prestados. "Estudiar del material realizado por otros suele ser una desventaja en tiempo y comprensión", afirma Viviana Pasquale, especialista del Gabinete Psipedagógico de la Universidad Tecnológica Nacional  Facultad Regional Córdoba . Los resúmenes que circulan asegurando un completo panorama del programa de estudio tampoco resultan recomendables. "El resumen y el apunte constituyen modalidades de estudio que, como técnicas, son muy personales. Cada persona, al resumir, ya maneja un material y lo fija", sostiene Fernando Gasalla, encargado del Departamento de Orientación Vocacional y Apoyo Pedagógico de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Por otro lado, el método del resumen suele llevar demasiado tiempo, por eso, "es conveniente utilizar otras técnicas como los mapas conceptuales, los cuadros comparativos, los esquemas situacionales, que aprovechan mejor el tiempo", continúa Gasalla.
Otro aspecto importante es el ambiente. "Debe ser un ambiente iluminado con luz solar y con una buena ventilación natural", señala Pasquale. La comodidad es un dato importante. "Es fundamental estudiar sentado y sobre una mesa o escritorio. Allí se podrán desplegar los materiales y concentrarse. No es recomendable sillones mullidos o la cama, ya que esto tiende al sueño", agrega Gasalla. Respecto de los horarios, cada persona debe saber cuándo logra mayor concentración. "Es importante que el estudiante tenga en cuenta en qué momentos del día el estudiar le rinde más", señalan desde la UNGS. Planificar el día de estudio, incorporando el cansancio como variable, resulta un hábito fundamental para no dejarse llevar por los estados de ánimo. "Es preferible no estudiar por jornadas prolongadas debido a que el sistema nervioso se mantiene atento por períodos que oscilan entre 40 ó 50 minutos. Se pueden alternar pequeños recreos o realizar actividades prácticas en los momentos de descanso", indica Pasquale.
Frente a las distracciones, Gasalla advierte que "tenemos la capacidad neurológica y cognitiva de controlar estímulos y focalizar la atención de acuerdo con objetivos personales". Un síntoma típico de las jornadas de estudio son las continuas caminatas en busca de comida o elementos de librería. Pasquale explica que se deben a que el aprendizaje sistemático de una asignatura no suele ser placentero, aún cuando sea de interés personal. Sin embargo, estas distracciones son evitables. Gasalla advierte que la ansiedad que genera el estudio provoca que constantemente se necesiten cosas, y por eso se debe tener todo aquello que se pueda necesitar a menos de un brazo de distancia. La misma ansiedad suele provocar hambre. "Es recomendable tomar líquidos en vez de comer. Se ha comprobado que el líquido despeja. El alimento sólido lleva a la digestión, es decir, la sangre se concentra en el estómago y causa desgano y sueño", advierte Gasalla.
A la hora de repasar otras pistas, los especialistas opinan que estudiar en grupo ofrece ciertas ventajas, pero se deben conocer las fases en las que la grupalidad será beneficiosa o perjudicial. "Se recomienda el grupo luego de un buen manejo individual de materiales. El estudiante necesita previamente enfrentar el aprendizaje solo, entrar en contacto con los contenidos y comprenderlos a su manera. Luego, el intercambio con los demás servirá para esclarecer y fijar lo estudiado", advierte Gasalla. Por otra parte, si bien la afinidad emocional es importante, el grupo debe priorizar el aprendizaje por encima de todo. "Un grupo puede fácilmente convertirse en una reunión social y correr el riesgo de perder tiempos fundamentales", señala Pasquale. A su vez, es importante la participación igualitaria de todos los integrantes, "no es bueno un grupo en los que unos sepan y expliquen y otros escuchen pasivamente", sostiene Gasalla.
En principio, es conveniente aclarar que un nivel de angustia y ansiedad es necesario para lograr una preparación adecuada, focalizar la atención y realizar el mejor esfuerzo para obtener mejores resultados. "Esto es necesario y normal, por lo tanto, no hay que neutralizarlo, sino incorporarlo y manejar esa tensión de forma productiva" , aclara el especialista de la UNGS. Sin embargo, muchas veces esos miedos y nervios suelen jugar en contra y provocar resultados desastrosos. Gasalla afirma que, en estos casos, se deben tomar medidas e incorporar ciertas premisas básicas.
Por ultimo, no debe olvidarse que, p or lo general , las evaluaciones orales suelen provocar un mayor estrés debido a la interacción directa con el profesor. De todas maneras, ambas situaciones generan alteraciones. "El escrito permite más tiempo para pensar y revisar las respuestas elaboradas. Además, ofrece la posibilidad de bajar la ansiedad primera" , apunta Pasquale. Por su parte, Gasalla recomienda: "Es importante que el estudiante lea las consignas para comprenderlas y que administre el tiempo establecido para la finalización del examen". En el caso de los orales, la inmediatez y la exposición de posibles nervios y temores pueden considerarse factores negativos. Sin embargo, "la ventaja es que aquello que se diga puede ser explicado y ampliado, es decir, permite al alumno una defensa de lo dicho, mientras que en los escritos no hay vuelta atrás ni posibilidad de explicación durante la corrección" , sostiene Pasquale. Lo fundamental, en última instancia, es saber que una evaluación no es una situación extrema, sino que se trata de un intercambio y evaluación de conocimientos . Se deben aceptar las reglas del juego y tener claro que la vida no se va en aprobar o desaprobar un examen.
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Fuente: Universia y Universidad Nacional del Litoral.

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