Casi un cuarto de los estudiantes declaró que no recibió indicación alguna de su universidad acerca de lo que se considera exactamente como plagio.
En junio un estudiante de la Universidad de Kent amenazó con iniciar una causa judicial a esa casa de estudios, a la que sigue asistiendo luego de que le fue negado el título en Literatura Inglesa al acusarlo de haberse copiado. El estudiante admitió que buscó material en Internet y lo anexó a escritos propios, pero sostuvo que no creía haber hecho nada malo. "Es una técnica que utilicé desde el comienzo del curso y no pensé que hacía mal", declaró el estudiante.
En paralelo, el abogado Jack Rabinowicz declaró que es común que los estudiantes sean acusados de plagio al término de su curso. "Existe una total incoherencia en lo concerniente a lo que es considerado aceptable, no sólo entre una universidad y otra, sino también entre los departamentos de una misma facultad", dijo el letrado. Rabinowicz explicó que, a menudo, los estudiantes son acusados justo en el último año de su curso, cuando se comportaron de la misma manera durante los años precedentes y no reciben advertencias ni sanciones.
De la investigación surge además que el 97 por ciento de los estudiantes considera que utilizar material de otros en sus propios escritos es plagio y el 83 por ciento no aprueba esa práctica. En tanto, el 16 por ciento confiesa haberla adoptado por lo menos una vez. Según Frank Furedi, profesor de Sociología de la Universidad de Kent, no hay que sorprenderse si el plagio está convirtiéndose en algo habitual en las actividades universitarias del país. "Los estudiantes son considerados como 'clientes' y los profesores como 'proveedores', las ideas originales no son consideradas como particularmente importantes y, por consiguiente, no se ve nada malo en la utilización de material de otros", concluyó.