Florencia Penacchi se juntó a comer unas pizzas con unos compañeros de trabajo en la noche del martes de la semana pasada; al día siguiente se despertó entre las 10 y las 11 de la mañana, salió de su casa en Güemes al 4700 sin llevar nada consigo, mandó mensajes de texto desde su celular y habló con su hermano y su jefe por teléfono para decirle que no iba a ir al trabajo porque no se sentía bien y desapareció sin dejar rastro.
Extrañísima desaparición. Florencia es una chica neuquina de 24 años, estudiante de Ciencias Económicas, con un trabajo en el Instituto de Vivienda de la Ciudad, una vida normal y que estaba "permanentemente riéndose, con una inteligencia y una capacidad de vivir a full", según Carlos, que atiende el quiosco frente a su casa, y como lo atestiguan también sus amigos.
¿Qué pasó entre los momentos previos y posteriores a su desaparición? Se sabe poco y nada, y eso es lo que más sobresalta a sus familiares, amigos y aun a miembros de la asociación Red Solidaria, que colaboran en la búsqueda: "Nuestra organización interviene en su búsqueda desde hace casi 24 horas, pero lo preocupante es que no ocurrió nada: cuando se lanza en general una búsqueda hay alguna novedad", dijo ayer a Clarín Juan Carr, presidente de Red Solidaria.
Según Silvina, amiga de la infancia de Florencia, ella se había reunido el día anterior con colegas del trabajo. Sus amigos se fueron a eso de las 2 de la mañana y se durmió alrededor de las 3, de acuerdo a su hermano Pedro, que vive con ella. Al día siguiente, Pedro, que aún dormía, escuchó el despertador de su hermana entre las 10 y las 11 de la mañana, lo que le hace suponer que se levantó a esa hora. Salió sin llevar dinero, documentos, boleto de subte ni abrigo. El quiosquero cree haberla visto conversar con un chico bastante tiempo, media hora o una hora, pero no está seguro del día en que sucedió. Los conocidos calculan que iba vestida con una musculosa naranja y una falda de jean larga —es la ropa que falta en su casa— y que llevaba sólo su celular. De ahí en más no se sabe dónde fue, pero una vez fuera envió tres mensajes de textos e hizo dos llamadas: "Envió un mensaje a un compañero por un expediente del trabajo. Al rato envió otro a otra compañera diciéndole que se sentía mal pero sin decir qué le sucedía; mandó otro sin decir nada específico a otra amiga y luego llamó a su jefe y le dijo que se sentía mal y que iba al Hospital Fernández", dijo Silvina a Clarín. La chica nunca llegó al hospital. También habló con su hermano para preguntarle si había mensajes telefónicos para ella. Y luego nada. El hermano avisó de la desaparición a su madre, que viajó desde Neuquén e hizo la denuncia en la comisaría el viernes.