Desarrollada en los laboratorios de la Universidad Nacional de Quilmes, la Supersopa se postula como un complemento alimenticio ideal para lograr una nutrición balanceada. En la actualidad se consumen 150.000 por mes. "Es como la sopa de la abuela", dice Gastón Arraiz, coordinador del programa en la Universidad de Quilmes. "Una de sus ventajas reside en el costo, ya que cada porción cuesta 21 centavos", pondera Arraiz. La Supersopa se distribuye en comedores mediante la compra solidaria del alimento en grandes cantidades a través de depósitos bancarios o débito de la tarjeta de crédito. "Lo más importante es que es muy rica", agrega Arraiz. Tal vez Mafalda no la vería con mala cara, entonces.
Pero, ¿qué hace tal proyecto en una muestra artística? "Quisimos dar cuenta de otro tipo de manifestaciones culturales y ayudar a difundirlas", dice Sergio Avello, integrante de la dirección de Proa. Para Erika Escoda, integrante de re:unión, el objetivo es propagar un emprendimiento de bien público y el ámbito del circuito artístico no se contradice con el programa. "MIX 05 intenta mostrar las innovaciones en el campo artístico y todo el concepto de Supersopa tiende a la innovación: en el ámbito alimentario, en el de los hábitos de consumo y solidaridad. Es un proceso cultural y humano y el colectivo de diseñadores actuó como un cerebro grupal para encontrar un punto de equilibrio que coopere en su difusión", afirma Eskoda. En ese sentido, los re:unión también pusieron un Espacio Supersopa en el reciente Festival Campo Konex.
Las latas de aluminio apiladas en una pared y las etiquetas con reminiscencias a cierto estilo soviético remiten inevitablemente a las latas de sopas Campbell, íconos del pop, elaboradas por Andy Warhol. Montada como un espacio donde confluyen el minimalismo y la modernidad, enmarcados en un diseño espacial en el que resalta el brillo de aluminio de cientos de latas, la instalación promueve la interacción con el público a través de una computadora en la que se puede navegar la página del proyecto y ver mediante un video el proceso de producción que finalmente desembocará en el consumo de la sopa por miles de niños y adultos en los comedores. Tal vez el objetivo de consumo masivo de esta infusión las convierta algún día en parte de la cultura de masas y pasen a integrar el paisaje pop vernáculo. Ojalá.
Mientras tanto, el criterio estético elegido es más bien despojado. "Quisimos resaltar el proceso industrial en el que se elabora y mostrarlo en un marco de elegancia e interacción con el público", dice Daniel Joglar, el artista-curador encargado del espacio. La iniciativa resulta una versión 00 de aquel cuadro seminal "La sopa de los pobres" reversionada por Pablo Suárez en Maman el año pasado.
En la muestra colectiva también se exponen cerámicas de homenaje elaboradas por los obreros de la fábrica recuperada Zanón, curadas por Magdalena Jitrik. Una de las cerámicas, dedicada a Claudia, la novia del piquetero Darío Santillán, reza: "Juntos por siempre". "Hay una novedosa tendencia del arte actual a nutrirse de la realidad", dice Juglar, "tal vez esto ocurra debido a su carácter visionario, capaz de percibir las particularidades sociales y mostrarlas", concluye el artista.
