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Clarín: La UBA ya está en carrera para elegir a su nuevo rector

Vence el plazo para integrar las listas de los claustros de docentes, estudiantes y graduados que serán electos el 31.

La Universidad de Buenos Aires, la más numerosa e importante del país, entrará hoy en la recta final para definir quiénes serán sus autoridades durante los próximos cuatro años. Es que, entre hoy y el lunes a las once de la mañana —feriado de por medio— cerrará el plazo para presentar las listas de candidatos a una parte muy importante del gobierno universitario: la que integran los delegados de docentes, estudiantes y graduados, las tres grandes fuerzas académicas de la universidad. A ésta primera elección (pactada para el 31 de marzo) le seguirá —muy fuertemente influida por ésta— la elección de rector y vicerrector, fijada para el 4 de abril.
 
El 31, habrá 236 electores cuya función es elegir 15 representantes de los claustros (estudiantil, de graduados y de profesores), por cada una de las trece facultades que tiene la UBA. Estos están llamados a integrar el Consejo Superior (máximo organismo de gobierno universitario) junto con los decanos de las trece facultades (ya elegidos a fines de 2005), más el rector y el vicerrector.
 
La lista de los más firmes aspirantes al sillón de Rector podrían definirse en dos grandes grupos: por un lado, la encabezada por el primero en postularse para el cargo, Guillermo Jaim Etcheverry, actual Rector de la UBA. En la misma lista se postulan al rectorado el ex decano de Agronomía, ingeniero Fernando Vilella, y el ex decano de Exactas, Pablo Jacovkis (de fuertes simpatías con sectores universitarios del kirchnerismo).
 
El otro grupo es el que postulará el 4 de abril al actual decano de la Facultad de Derecho, Atilio Alterini (a quien se habría sumado y cedido sus apoyos Alberto Boveris, ex—vicerrector durante la gestión de Oscar Shuberoff); y el ex decano de Veterinarias, quien —según algunas fuentes— estaría a punto de sumarse como "pata" justicialista por el vicerrectorado a la candidatura de Alterini.
 
La decisión de quién conducirá los destinos de la UBA no es menor: un presupuesto de 515 millones de pesos, 300 mil alumnos (la cuarta parte de los universitarios argentinos) y el 30 por ciento de la investigación científica del país, le aseguran una enorme influencia en la sociedad argentina.
 
Quizá por esto es que en el proceso previo a las votaciones no han faltado acusaciones, argucias legales y hasta la intervención de sectores ajenos a la vida universitaria y directamente ligados al gobierno. Ayer mismo, el diputado Carlos Kunkel, kirchnerista y miembro del Consejo de la Magistratura, recordó ante la agencia DYN la participación de Alterini en los asuntos jurídicos de la intendencia porteña a cargo del brigadier Osvaldo Cacciatore, en la pasada dictadura. Una acusación que fuentes cercanas al decano rechazaron por "maliciosas ya que —informaron— Alterini renunció a la magistratura en el cargo de camarista, luego del golpe y (además de haber sido ahora reelecto decano con el 72% de los votos) jamás recibió cuestionamiento alguno por su breve paso por la municipalidad". Por otro lado, las mismas fuentes aseguraban ayer que Alterini cuenta con las simpatías del actual ministro de Educación.
 
Los últimos días terminarán de cerrar las alianzas necesarias para inclinar hacia uno u otro lado una balanza que es, en verdad, imprevisible. Porque más allá de que hoy se cuenten los votos de docentes y graduados, nadie se atreve a apostar con total certeza cuál será el voto de los estudiantes.
 
Existe, sin embargo, cierto consenso acerca de las dos deudas que la UBA arrastra consigo misma: la de lograr un gobierno más acostumbrado al consenso. Y la de recuperar aquella decidida relación con la sociedad argentina, que le fue arrebatada a los bastonazos en 1966, en una noche que dura demasiado.
 
El hombre que va por la reelección
 
Llegó al rectorado de la UBA como una promesa de transparencia y consenso luego de 16 años de polémico "shuberoffismo". Dueño de una carrera académica brillante, Guillermo Jaim Etcheverry (ex decano de la Facultad de Medicina e investigador del Conicet) denunció reiteradas veces la falta de presupuesto universitario, antes de que la Ley de Financiamiento Educativo fuera una realidad.  Jaim ha cosechado, sin embargo, algunas críticas y enemistades en estos primeros cuatro años de gestión. En principio, por su poca presencia en las reuniones del Consejo Interuniversitario Nacional (que reúne a los rectores de todas las universidades nacionales). También han despertado polémica dos decisiones tomadas sin consultar al resto del Consejo Superior: la primera —por la que hoy se instruye una investigación— es el desvío de fondos que usó para sostener el funcionamiento del Hospital de Clínicas. La otra, el preconvenio de venta de un predio del Colegio Nacional Buenos Aires, hoy suspendido.
 
"Buscar una total amplitud"
 
Atilio Alterini es el actual decano de la Facultad de Derecho. Desde fines de 2005 se perfilaba como fuerte aspirante al rectorado, aunque recién admitió su candidatura hace pocas semanas.
-¿Qué cambió para que hoy se convierta en un candidato oficial a ocupar el puesto de rector?
—En diciembre estaba trabajando con un equipo sobre un programa para la UBA. Ahora ese equipo se consolidó y me eligió como candidato.
—¿Qué busca su "equipo"?
—Busca dejar atrás el personalismo de la actual gestión para ir a una universidad de total amplitud: porque hoy la gente cree que la universidad es un reducto radical, cuando deben caber todas las ideologías. También vamos con los principios del Reformismo del '18, obviamente aggiornados: el acceso a la educación superior como derecho humano, la gratuidad y el libre ingreso. Y la calidad de la enseñanza y la investigación. Necesitamos fortalecer la formación de grado para que la Universidad vuelva a ser un centro de cultura superior y un centro de formación profesional.
—¿Y hoy qué es?
—Bueno, tiene algunos perfiles menos lucidos que tenemos que expurgar, como la falta de compromiso con los problemas de la sociedad y los grandes temas nacionales como producción, desocupación y marginación.
—Su idea de rectorado parece apuntar fuerte a la sociedad. Usted dijo que promueve una reforma constitucional. ¿Lo sostiene?
—En el marco del Proyecto Mariano Moreno, una de las ideas es celebrar el bicentenario con una Constitución Nacional renovada, porque la reforma del 94 tiene un origen espúreo en el pacto de Olivos. Nació mal y no se le hicieron los ajustes necesarios. "Definir una estrategia"
 
Fernando Vilella acaba de terminar su mandato como decano de la Facultad de Agronomía, y se presenta como un observador crítico de este momento de definiciones para la UBA.
—Me parece que hoy se dirimen dos modelos de universidad: uno, muy ligado a lo que pasó en los 80, y otro que quiere involucrarse con la sociedad y el sistema productivo.
—¿Cómo es su programa de gobierno en caso de asumir como rector de la UBA?
—Unirse a un proyecto nacional. La UBA necesita definir su plan estratégico: por empezar, ponerse de acuerdo en cómo va a actualizar algunas de sus carreras para que estén al servicio de la Argentina actual. Redefinir una nueva política de becas, subsidios y apoyos a la investigación. Queremos generar un programa específico para trabajar en la actualización tecnológica de aquellos profesionales que, por su no haber tenido una capacitación permanente hoy no consigue empleo. Queremos reformular la infraestructura de la universidad: hay que terminar el edificio de Sociales, trasladar la Facultad de Psicología y el Hospital de Clínicas, para que cubrir necesidades mas acordes a la medicina actual. Y, fundamentalmente, queremos que la universidad sea un ámbito para que los estudiantes, desde sus áreas, puedan colaborar en programas sociales, de salud, de capacitación, de ayuda, de justicia, de apoyo a las zonas más carenciadas y desarrollo regional. El potencial transformador de la universidad tiene efectos reales, si se le permite actuar.
—¿Qué relación debe guardar la Universidad con el Gobierno?
—Apoyar el sistema de producción y desarrollo en todos los rubros (educación, industria, salud), sin perder su autonomía.
Alejandra Toronchik atoronchik@clarin.com

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