La obra fue inaugurada el jueves, pero recién el viernes 20 abrirá sus puertas a estudiantes y profesores. En la nueva construcción, que tiene entrada peatonal por Sáenz Valiente 1010 y otra para autos en Alcorta 7350, funcionará la Escuela de Negocios y el Departamento de Economía.
Las instalaciones cuentan con dos aulas con capacidad para 80 alumnos cada una, 15 oficinas y salas de estudio. Además, hay una exposición permanente de tres artistas plásticos rosarinos: Daniel García, Mauro Machado y Emilio Torti.
En el patio central, el arte también está presente. Allí, Testa y su equipo levantaron tres esculturas hechas con restos de ventanas y chatarra. Las obras representan a las tres carabelas. Una pintada de amarillo, la otra de celeste y la tercera de naranja, contrastan con el edificio de Obras Sanitarias que se levanta detrás y está casi en ruinas. Muy cerca de la entrada, en uno de los pasillos, hay un Siam Di Tella. El auto es un sedán 1500 de 1966.
La Universidad Di Tella es una fundación sin fines de lucro que fue fundada en 1991 y se dedica a la enseñanza de seis carreras de grado y 18 posgrados en artes, ciencia y negocios. Tiene 2.000 alumnos y 51 profesores full time. La otra sede funciona en Miñones 2177.
La construcción, que significó una inversión de un millón de pesos, ocupa 1.000 de los 16.000 metros cuadrados del predio. "Este es el primer paso de un sueño: mudar acá toda la universidad", dijo Manuel Mora y Araujo, titular del Consejo de la Fundación Di Tella.
Con la privatización de los servicios públicos, el predio de la calle Alcorta no fue entregado a Aguas Argentinas y quedó abandonado. En 1997 la Nación lo vendió, previa licitación que la universidad ganó con una oferta de 4,3 millones de pesos. Pero con la autonomía de la Ciudad el terreno quedó bajo el control del Gobierno porteño, que envió el proyecto a la Legislatura, donde fue aprobado recién en 1999. El emprendimiento se discutió en una audiencia pública de la que participaron los vecinos. Algunos estaban de acuerdo con el proyecto y otros se oponían porque sostenían que las tierras que rodeaban al lugar eran espacio público.
Finalmente, el proyecto original de la Di Tella sufrió modificaciones. Los legisladores le impusieron la construcción de cocheras subterráneas para evitar caos de tránsito sobre Alcorta y le impidieron invadir los espacios verdes. Al lado de la nueva sede hay una plaza que mantiene la misma universidad.