El organismo se encargará de recabar información concreta sobre cómo, cuándo y dónde se manifiesta la violencia en las escuelas argentinas. También será su misión recoger trabajos previos (desde las ya conocidas experiencias de escuelas porteñas, bonaerenses y brasileñas, abiertas los fines de semana con actividades culturales y deportivas, hasta otros desconocidos).
Finalmente, deberá definir con qué medidas la Argentina enfrentará y tratará la violencia en sus escuelas. Los responsables principales de su creación son el Ministerio de Educación Nacional, la Universidad de San Martín y la UNESCO (sedes de Brasil y de Argentina, Uruguay y Chile). UNESCO-Brasil hará una inversión inicial de US$ 100.000, mientras que el ministerio aportará $ 70.000 a través de la Secretaría de Ciencia y Técnica.
Ayer, a las 14.30, se reunió por primera vez el Consejo Asesor del Observatorio, integrado (ad honórem) por figuras sobresalientes de la salud mental como Silvia Bleichmar y Fernando Ulloa; del campo de los derechos humanos, como el secretario del área, Eduardo Luis Duhalde, o la doctora Mara Brawer; o de las ciencias sociales como la historiadora Sandra Carli, la educadora Silvina Gvirtz o el experto en comunicación Alejandro Kaufman. La próxima reunión del Consejo será exactamente dentro de un mes, y los interesados podrán comunicarse por mail a observatorioescolar@me.gov.ar
La idea de que el Observatorio funcione en una universidad apunta a mantenerlo al margen de futuros vaivenes políticos. \"El tratamiento de la violencia escolar no es un tema coyuntural. Debe trabajarse a lo largo del tiempo ya que la investigación y la solución no se logran en un día\", explicó el ministro Filmus.
A nadie le pasó inadvertido lo masivo de la convocatoria, que obligó a la gente del ministerio a proveer de muchas más sillas que las previstas. Una señal más de hasta qué punto la sociedad argentina se mira en el ensangrentado espejo de Carmen de Patagones.
Quizá por eso —y a su modo— cada uno de los presentes subrayaron una y otra vez que la solución de la violencia escolar y la protección de la juventud están en manos de toda la sociedad. No en vano se insistió en convocar a las organizaciones sociales, las universidades y muy especialmente a los empresarios, para que apoyen enérgicamente esta iniciativa. Y para evitar que las escuelas argentinas queden a merced de nuevas tragedias, o de propuestas de solución tan destructivas como la violencia que pretenden combatir.
