En un contexto de creciente presión sindical, trabajadores bancarios, empleados estatales y docentes universitarios coincidieron ayer en una jornada de huelga cuyo eje común fue el reclamo por aumentos salariales, ante la pérdida de poder adquisitivo producida por una inflación acumulada del 62% desde la devaluación de 2002.
Como cierre de una semana signada por las protestas, hoy la CTERA realizará un paro de 24 horas, con una marcha al Congreso, para reclamar una ley que eleve al 6% del PBI el presupuesto para la educación. También los camioneros que conduce Hugo Moyano amenazaron ayer con un paro por tiempo indeterminado en el transporte de combustible.
Fuentes del Gobierno aseguraron a Clarín que "no hay preocupación, más allá de las naturales complicaciones por los paros. Son conflictos controlables —afirmaron— que se van solucionando con las negociaciones colectivas".
El paro nacional de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) tuvo "un alto acatamiento, de 80% en todo el país", según la evaluación sindical. Exigen un aumento de 300 pesos en el sueldo básico y el pase a planta permanente de los contratados.
Los estatales apuntaron al ministro Roberto Lavagna y a terciar en la pelea con el presidente Néstor Kirchner por el futuro de la economía. "ATE va al paro contra los ministros que sostienen que la distribución de la riqueza es una medida populista de la década del 70", sostuvieron.
En la movilización, que partió del Congreso a la Plaza de Mayo —donde tocó la Orquesta Sinfónica Nacional—, el secretario general de ATE, Pablo Micheli, advirtió: "Haremos uno y mil paros y movilizaciones hasta que cambie la política distributiva del gobierno de Kirchner". El próximo paro nacional será el 9 de junio.
Micheli le dijo a Clarín que "Lavagna tiene una actitud cada vez más antiperonista, pero Kirchner tampoco hace nada", disparó.
El paro de ATE afectó a la Justicia, hospitales y organismos públicos como el SENASA, lo que motivó una reunión de empresarios de la alimentación donde se oyeron quejas por su impacto en el sector.
También las automotrices están en alerta por el reclamo de los mecánicos de SMATA, que paralizó las exportaciones de Ford, Volkswagen y DaimlerChrysler.
Entre bombas de estruendo, banderas y batucadas, los bancarios salieron a la calle a reclamar un aumento de 200 pesos como medida "de emergencia", mientras cumplían un paro de cinco horas en todo el país en los bancos públicos y privados.
La protesta, que se notó especialmente en el microcentro, consistió en un cese de actividades entre las 10 y las 15 en la Capital y el Gran Buenos Aires. En las provincias, el personal cumplió la huelga según los horarios de cada distrito. En Córdoba, pararon hasta las 11.30 en los bancos públicos, y en los privados hasta las 13. En Santa Fe, Mendoza, Tucumán y Chubut el paro se realizó durante las cinco horas de atención al público.
"Mientras nosotros pedimos un aumento de emergencia, los banqueros ofrecen 5 pesos por día en tickets, una propuesta irrisoria", le dijo a Clarín Eduardo Berrozpe, secretario de prensa de La Bancaria, el gremio que comanda Juan José Zanola. Berrozpe confirmó un paro de 48 horas para el jueves y viernes próximos, pese a que todavía estará vigente la conciliación obligatoria que el Ministerio de Trabajo prorrogó el miércoles por la noche.
Por su parte, los docentes universitarios cumplieron ayer el segundo día de un paro activo de 72 horas que seguirá hoy, con dictado de clases fuera de las aulas. Piden 800 pesos de básico, incorporar al sueldo los adicionales en negro y salarios para los 20 mil docentes de la UBA que trabajan ad honórem.
A todo esto, la CGT vive una dura crisis interna. La recuperación de los gremios de un espacio de protesta que estaba sólo en manos piqueteras genera disputas por el poder. En tanto, el ingreso medio de los trabajadores es de sólo 654 pesos, y no alcanzan a cubrir los 730 pesos de la canasta familiar del INDEC, que marca el límite de la pobreza.