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Clarín: Nace un nuevo centro de ciencia y tecnología

Está contento. Con la agitación del recién mudado. El científico José La Torre, fundador y director del Centro de Virología Animal del Conicet, no oculta su alegría. Es que hoy, aún con olor a pintura fresca, se cristaliza un enlace entre la investigación biotecnológica pública y privada con la creación del Centro Milstein.

10 de noviembre de 2005, 13:21.

En ese centro de ciencia y tecnología se unen el Conicet y la Fundación Pablo Cassará, una organización sin fines de lucro con más de 20 años de trayectoria. En el barrio de Mataderos, en un mismo espacio físico, el centro reunirá a unos cien investigadores y técnicos. Lleva el nombre del doctor César Milstein, en homenaje al argentino que recibió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1984.
"Estábamos buscando una masa crítica de investigadores —contaba ayer Jorge Alberto Cassará, presidente de la fundación—. Nosotros tenemos investigadores dirigidos a la ciencia aplicada, a la tecnología. Veíamos que la gente joven necesita hacer trabajos de investigación básica, porque el sistema de ciencia y tecnología califica más por la publicación de trabajos en revistas científicas que por innovaciones tecnológicas o presentación de patentes".
Así se les ocurrió proponerle al Conicet el traslado del Centro de Virología Animal (CEVAN), con una vieja necesidad de mudarse. "Armamos los laboratorios y los cedemos para que ese grupo de investigadores, que son unos 40, se trasladen".
Generaron un espacio físico de mil metros cuadrados, con áreas de bioseguridad que son la delicia del "capo" del CEVAN. "Como se trabaja con virus tenemos la calificación P2, lo que significa alta calidad de bioseguridad. Y también un área bio-limpia para el cultivo de células, además de los laboratorios tradicionales", dice Cassará.
La Torre recuerda que desde 1974 el centro que dirige intentó mudarse doce veces, y que en todo ese tiempo desde el CEVAN salieron más de 100 trabajos científicos internacionales. Y desarrollaron una vacuna para combatir la diarrea del ternero recién nacido, de la que se utilizaron ya 500 millones de dosis. "Estamos muy relacionados con la producción agropecuaria".
La inversión fue de 500.000 pesos. El instrumental es del Conicet. Ambas partes señalan que el nuevo espacio de confluencia entre la investigación pública y privada será enriquecedor para ambas partes.
Para Cassará, la convergencia ya es un éxito. "Es la primera vez que se genera un modelo como éste, interesante, al que hay que cuidar y proteger. Ya hay muchos grupos que se han acercado y trasladado al Centro Milstein, como un grupo de investigación en biotecnología vegetal que estaba en la Facultad de Farmacia y Bioquímica. Y hay becarios que se habían ido al exterior y que están volviendo porque ven que hay un espacio".
El CEVAN investigará muchas cosas. Una de ellas, el desarrollo de tecnología aplicable a vacunas humanas.

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