Por ejemplo, un grupo de investigadores estudia la evolución del ritmo biológico natural del hombre gracias al aporte de más de 300 roedores que ocupan el bioterio con espacios de luz y oscuridad alternados y temperaturas controladas. Pero quizás el estudio que más interés despierta es el que está en manos de Néstor Centeno, quien se ocupa de la biología de la fauna cadavérica: sus compañeros de oficina suelen ser moscas, escarabajos y mariposas que depositan larvas en los cuerpos en descomposición y dejan señales que permiten determinar el momento de muerte o incluso la causal de deceso de una persona.
Para descubrir de qué forma evoluciona el “tic tac” de nuestros cuerpos, los científicos miden los ritmos de actividad y de reposo de los animales. \"Se llaman circodianos y son las variaciones que se generan en el organismo en un periodo de aproximadamente 24 horas\", señala Marcelo Katz, médico integrante del equipo del laboratorio. \"Estudiamos los mecanismos mediante los cuales se sincroniza ese reloj, es decir, cómo se adapta a los cambios\", asegura. De ahí que esta tarea sea clave para conocer cómo se comporta el cuerpo ante algunas formas de insomnio o incluso durante el famoso \"jet lag\", el efecto que produce viajar más de diez horas por avión atravesando husos horarios.
Para Luciano Marpegán, \"uno de los puntos más importantes es la cronofarmacología que permite determinar a qué hora dar los medicamentos para que produzcan los máximos efectos y los mínimos daños colaterales\". Como son mamíferos parecidos al ser humano en algunos aspectos, Katz cuenta que es habitual prenderles la luz a determinado horario para ver qué cambios se producen en las neuronas. Pero a otros se los mantiene en oscuridad constante, de manera que no sepan si es de día o de noche. \"Lo que vemos es que las variaciones, sin embargo, persisten; hay algo en el organismo que dice: ahora, de día, funcioná mas, ahora menos; es lo que se conoce comúnmente como el reloj biológico\", explica el investigador.
Hamsters y ratones están en jaulas acondicionadas, parecidas a su ambiente natural y con temperatura controlada. A través de unos sensores ubicados en las ruedas que usan los animales para dar vueltas, se registra la actividad locomotora que finalmente se muestra en un actigrama, un gráfico que permite ver el ritmo de actividad y reposo del animal. También hay chips que miden la temperatura interna y que son colocados en el cuerpo de los roedores, mediante cirugía. Estos sensores permiten registrar en la computadora las variables de temperatura. \"Los terminamos de operar y se ponen a correr en la rueda como si nada\", cuenta Marpegán.
“Yo empecé como biólogo analizando moscas. Cuando me enteré que una de las moscas que estudiaba integraba la fauna cadavérica y podía usarse para investigar las causas de un crimen me enganché. Era una manera de aplicar mis investigaciones”, dijo Néstor Centeno, investigador de la UNQ. Sucede que estos \"bichos\" dejan pistas en los restos humanos que pueden ayudar a la investigación criminal. Su trabajo parte de la entomología forense, una rama que estudia estos insectos y otros artrópodos para determinar el momento en que murió una persona, si su cuerpo fue movido de lugar o las posibles causas del deceso, en algunos casos.
\"No puedo negar que me apasionó el mundo de la investigación criminal. La posibilidad de trabajar con los forenses en las hipótesis del homicidio, aunque sea colateralmente, fue algo que me motivó\", agrega Centeno. Según el especialista, los insectos que integran la denominada fauna cadavérica detectan un cuerpo en descomposición durante el primer día del deceso. Colocan huevos, de los cuales nacen larvas, colonizan el cadáver y se alimentan de este. La entomología forense estudia esas larvas para tratar de establecer su edad, lo cual da una idea del tiempo de descomposición.
En su investigación, Centeno trabajó con cadáveres de cerdos \"porque es el modelo más cercano al hombre: su piel se utiliza en implantes para casos de personas quemadas, es un animal omnívoro, su distribución de grasa y músculos es parecida a la nuestra\", explica. Sin embargo, en Estados Unidos, todo se realiza con cadáveres humanos que les entrega la morgue. Desde 1998 hasta 2003, el entomólogo realizó investigaciones en un campo de Lomas de Zamora y en los fondos de la UNQ. Allí, los cerdos eran sometidos a diferentes ambientes, para analizar -por ejemplo - las diferencias en cuerpos expuestos al aire libre o encerrados en un cuarto.
Pese a todo, el trabajo tiene su parte divertida y es cuando hay que atrapar las moscas. El médico utiliza varias estrategias para evitar planes de fuga: \"Para atrapar las moscas usaba redes, trampas especialmente diseñadas y hasta una aspiradora. Las larvas las tomaba con pinzas y recolectaba ácaros -arañas muy pequeñitas- con pinceles. Los escarabajos son muy rápidos y escurridizos, por lo que directamente los atrapaba con las manos\", cuenta el científico, sabedor de que sus pruebas de laboratorio aportan datos y claves valiosísimos para otros ámbitos de investigación.