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Clarín: Premian a una científica argentina

Dos veces Silvia Braslavsky se fue expulsada del país. La primera fue en 1966, poco después de la \"Noche de los bastones largos\". En aquel momento, la mujer realizaba su doctorado en Química en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Se fue primero a Chile y, después, a los Estados Unidos. Seis años después volvió a la Argentina y se fue a enseñar a la Universidad de Río Cuarto. Murió Perón, intervinieron las universidades y a ella la amenazaron. Diez días después se fue a Alemania con sus dos hijas. Nunca más volvió a vivir aquí. Ahora acaban de otorgarle en España un prestigioso premio por su trayectoria científica.

01 de septiembre de 2004, 12:14.

Silvia Braslavsky —62 años; es hija de la reconocida pedagoga Berta Braslavsky— fue distinguida con el premio Elhuyar-Goldschmidt que otorgan de manera conjunta la Real Sociedad Española de Química y la Sociedad Alemana de Química. \"Recibir este premio es un honor\", dijo a Clarín la científica. Recibirá, además, 1.000 euros y la distinción de dar una serie de conferencias en tres universidades de España.

Desde que se fue de la Argentina, Silvia Braslavsky trabaja en el Instituto Max Planck de Química, ubicado en Mülheim, una ciudad muy cercana a la frontera con Holanda. Siempre se dedicó a lo mismo: investigar los mecanismos de los fotorreceptores biológicos. ¿De qué se trata? De cómo unos pigmentos de las plantas —se los llama fitocromos— actúan ante la presencia o ausencia de luz.

\"Cuando están en un sótano, a las papas les salen unas ramas blancas, pero si están al sol les salen ramas verdes. De esos pigmentos depende que esas ramas crezcan de manera diferente\", explicó la científica. Y agregó: \"En el laboratorio aislamos esos pigmentos para entender por qué y cómo funcionan.\"

Si no se hubiera visto obligada a abandonar el país, quizá Braslavsky hubiera desarrollado aquí sus investigaciones. Al final de cuentas fue cuando enseñaba en Río Cuarto que le despertaron la curiosidad por estos pigmentos. \"Fue la gente del INTA la que me los hizo notar. Después, cuando me fui, ofrecí este proyecto en Alemania y me lo aceptaron.\"

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