Wolfe, que hizo en La hoguera de las vanidades una crítica demoledora a la sociedad de pelotazos bursátiles y banqueros amos del universo en 1987, arremete en su última novela, Iam Charlotte Simmons, contra el libertinaje sexual y el culto al cuerpo de la vida universitaria. \"En los sesenta hablaban de la revolución sexual, ahora es el carnaval sexual\", ha dicho en los medios.
La novela, la primera escrita por Wolfe desde Todo un hombre, publicada hace seis años, ha generado gran expectación aunque, por lo general, la crítica se muestra escéptica y acusa a Wolfe, de 73 años, de haber desarrollado una mirada a la vez voyeurista y puritana.
Wolfe no es un monje. Su obra maestra Ponche de ácido lisérgico en 1968 requirió su participación en los viajes, literales o alucinógenos, de los primeros experimentos con el LSD. Era pionero de un nuevo periodismo que rompió con los esquemas conservadores de estilo y lenguaje y anunció la llegada del pop.
Pero, 40 años después, sus viajes por una docena de universidades desde Stanford hasta Florida parecen haberle causado más indignación moral que otra cosa. Wolfe, que apoyó a Bush en las elecciones, ha dicho que quedó en estado de shock tras visitar una docena de universidades y comprobar que los únicos símbolos de estatus en los campus universitarios son los logros sexuales y deportivos. Para Wolfe, las grandes universidades, desde Harvard hasta Duke, son \"burdeles construidos en estadios de deportes\", según escribió el crítico de The Washington Post Michael Dirda.
La protagonista de la nueva novela de casi 700 páginas es Charlotte Simmons, una virgen de Carolina del Norte, estudiante de neurociencias.Charlotte acude a la imaginaria Dupont University, que se parece mucho a Stanford, y allí es víctima del acoso constante de una cultura universitaria empapada en alcohol y cocaína y donde las presentaciones sexuales son anteriores a las verbales. Al final, Charlotte se suelta la melena.
\"Menos mal que no sabía qué pasaba cuando mis hijos fueron a la universidad\", dijo Wolfe al diario Cleveland Plain Dealer.
Pero hay quien sospecha que la obra es el fruto de un ataque de instinto protector provocado por las experiencias de su hija Alexandra -redactora de The Wall Street Journal- en la Universidad de Duke (Carolina del Norte).
Vestido con blazer azul marino, pantalones de lino blancos y zapatos de dos colores, con su inconfundible largo flequillo blanco, Tom Wolfe ha frecuentado las facultades, cafeterías y residencias de una docena de universidades estadounidenses durante varios meses para realizar la investigación. Dice que su aspecto de dandy le convirtió en un \"marciano\" para los estudiantes. Muchos críticos han cuestionado si Wolfe, que se graduó hace 53 años, es un cronista fiable de la vida juvenil actual.
Para la escritora Francine Prose, \"la ironía es que los únicos lectores que disfrutarán I am Charlotte Simmons, sin pedir matices literarios más sutiles, son los estudiantes de Dupont College\".