En el patio del Colegio Universitario Central, Claudia Domínguez Castro, la nieta recuperada 117, descubrió una placa en memoria de su madre, Gladys Castro, quien se egresó en 1972 y fue desaparecida en 1977 durante la última dictadura cívico militar.
Lo hizo acompañada de sus abuelas Angelina de Castro (mamá de Gladys) y María Domínguez, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo de Mendoza. Un gesto similar tuvo el colegio Martín Zapata, al colocar una placa en recuerdo de su padre Walter Domínguez, desaparecido junto a su madre.
“Esta placa representa la labor y el esfuerzo de muchas personas, por eso es un homenaje a mi mamá y a muchas personas. Estar en el lugar dónde ella estuvo y dónde otras personas también la recuerdan es una emoción. Que haya pedacitos de ellos en lugares diferentes me permite hacerme una idea de ellos. Es una historia que voy a construir. Me llevo en el corazón las historias que me van contando”, explicó Claudia. Por último destacó que "después de 37 años, saber que mis papás estuvieron en los colegios de la Universidad es muy importante porque los colegios son una gran parte de mi”.
“La memoria no es anécdota. La memoria tiene que ver con cómo uno, profundamente, contempla su pasado. Si el genocidio fue posible, fue porque había cosas en la sociedad que lo permitieron. La memoria es una actitud ética irrevocable. Honrar la memoria es honrar la vida”, expresó la directora del CUC Lilian Montes.
Participaron del emotivo acto la secretaria Académica del Rectorado, Adriana García, David Salinas -de esa Secretaría-, Pablo Seidel representante de Derechos Humanos de la UNCUYO, y Nino Bonoli de la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos en Mendoza.
En la ocasión Adriana García confesó "este silencio que hacemos ahora no es el olvido, sino es el acto de estar presentes. Debemos actualizar el presente, no como una revancha, sino para no descuidar la historia que acontece en el mundo. No podemos permitir que Nunca Más esto vuelva a ocurrir”.
Por su parte, Pablo Seidel, señaló que durante 40 años “los familiares de la organización de Derechos Humanos hemos tratado de juntar un poquito de cada uno. Y no se trata de pedazos materiales sino de pedazos de nuestra historia. Dar a conocer la verdad de lo que pasó es un derecho y una obligación. Hoy estamos acá para eso”, manifestó.
En tanto que Nino Bonoldi, remarcó el hecho de volver a tejer la trama de lo que sucedió. Además relató la historia de la placa de Gladys: “La tuve desde 2013, esperando que se hiciera el acto. Cuando la diseñamos Claudia aún no había aparecido y, al parecer, la placa estaba esperando que ella apareciera”. Indicó que el diseño contiene tres estrellas, en representación de Walter, Gladys y Claudia.
La actividad terminó con un espectáculo artistico a cargo de estudiantes de quinto año de Arte Multimedia, dirigidos por la profesora Sandra Viggiani, y con la intepretación de Clara Ceschin, familiar de Claudia Domínguez y ex alumna del CUC, quien cantó “La Cigarra”, de María Elena Walsh.
Breve historia de la ex alumna. Gladys Castro y su esposo Walter Domínguez se casaron el 19 de noviembre de 1976. Ambos vivían en calle Luzuriaga 84 de Villa Marini, Godoy Cruz. Gladys, embarazada de Claudia, trabajaba en una panadería y estudiaba Bellas Artes.
El 9 de diciembre de 1977, cerca de las 2 de la madrugada, cuatro sujetos ingresaron por la fuerza al domicilio de la familia, según consta en una denuncia radicada por el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. Nada su supo de ellos, ni del destino del bebé, Claudia, hasta agosto de 2015 cuando las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron la aparición de la nieta 117 y la familia volvió a reencontrarse.