Acompañar a los jóvenes en el proceso educativo es esencial para promover tanto su éxito académico como su salud mental y desarrollo personal. Es por eso que se propone el taller Ansiedad y estudios universitarios con el fin de trabajar estrategias afectivas y pedagógicas para llevar adelante una vida saludable en la universidad.
Será el 29 de mayo, a las 12 , en el Aula C7 de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad Nacional de Cuyo.
De la escuela a la universidad
Este gran paso puede conllevar significativos cambios en las actividades cotidianas de los estudiantes: el aumento de los niveles de responsabilidad, la salida al mundo del trabajo, la maternidad/paternidad, factores que inciden fuertemente en la vida de jóvenes y adolescentes.
En un contexto donde la presión académica y las demandas sociales pueden ser abrumadoras y donde los estudiantes a menudo enfrentan una serie de desafíos emocionales y mentales se vuelve crucial ofrecer estrategias que ayuden a manejar esa ansiedad.
La ansiedad es un factor que muchas veces juega en contra en el rendimiento académico y atenta contra la trayectoria de los estudiantes de diversas maneras como la demora en el egreso, el abandono, entre otras.
Por eso es imprescindible que las instituciones educativas promuevan herramientas que les permitan afrontar estos problemas. En este sentido es importante destacar la labor que cumplen psicólogos, psicopedagogos y cientistas de la educación en los gabinetes psicopedagógicos y servicios de orientación tanto en escuelas como en instituciones de educación superior.
Proporcionarles herramientas y recursos ayuda a enfrentar los desafíos universitarios con mayor confianza y calma. Los equipa con habilidades valiosas para la vida y los fortalece para afrontar situaciones estresantes.
En los últimos años las distintas problemáticas en salud mental se han constituido como un emergente dentro de las instituciones educativas. Al mismo tiempo, temas como la ansiedad, el estrés, los trastornos de conducta alimentaria, el suicidio, entre otros, han dejado de ser un tabú entre los jóvenes, pero aún queda mucho por escuchar, decir y hacer.