Ante este pedido y en todo momento, sostuve que mi elección de trabajo ha sido y es la Universidad. Por ello y ante la posibilidad de interpretaciones que pueden tergiversar lo actuado, quiero comunicar, en presencia de quienes me realizaron el ofrecimiento, que no acepto el honor que se me ha hecho y, en consecuencia, continuaré hasta el fin de mi mandato en la Universidad. Constituiría una señal muy negativa para quienes me apoyan, en este ámbito, con su trabajo de todos los días, que se vulnerara la voluntad de los claustros, dejando el lugar que se me ha dado, para postular por un espacio que no he buscado y que no deseo, puesto que mi formación durante casi toda mi vida ha estado dirigida a la problemática educativa y universitaria y, por mi perfil, a la búsqueda de concreción de proyectos.
A nuestro criterio, la Universidad constituye uno de los pilares de desarrollo del país. Sin una Universidad responsable, comprometida y capaz de impulsar los planes estratégicos, tanto nacionales como regionales y provinciales, y con una formación rigurosa de los recursos humanos, continuaremos presos de una dependencia de los centros de poder, tanto en
lo que concierne a los desarrollos teóricos, como tecnológicos. Así, la docencia, la investigación y el desarrollo, la vinculación productiva y la extensión deben ser los pilares del crecimiento social y productivo. En este sentido, sabemos que nuestro criterio coincide con lo postulado por el Sr. Presidente de la Nación, toda vez que se ha expresado sobre la
Universidad pública.
En esta dirección comprometo mi apoyo, para seguir impulsando, instrumentando y monitoreando los procesos que esta Universidad está desarrollando con las autoridades de las Facultades, los docentes, el personal de apoyo y los alumnos, en pos de un país, tal como el que está intentando construir nuestro Presidente, más justo, en la medida en que sea capaz de vencer la marginalidad, la pobreza y el desempleo.
En razón de lo expuesto, me permito solicitar a quienes han tenido la deferencia de ofrecerme la candidatura que hagan llegar al Sr. Presidente, al mismo tiempo que nuestra intención de trabajar en el sentido que hemos señalado, nuestro requerimiento para solucionar rápidamente el conflicto que mantiene en situación de inestabilidad a nuestro personal, tanto
docente como de apoyo. Me interesa que el Sr. Presidente sepa que, gracias al trabajo y la dedicación de nuestro personal, la Universidad se ha mantenido en pie durante esos años a los que no queremos volver. Los incentivos no bonificables y el nivel salarial del personal universitario no se compadecen con las necesidades actuales. Reconocemos, y siempre lo
hemos hecho, la actitud del Sr. Presidente desde su asunción. Lo que deseamos es un esfuerzo más, a efectos de poder cumplir con mayor intensidad con la misión que la sociedad, que nos sostiene con su esfuerzo, nos ha fijado y espera de nosotros.
Doctora María Victoria Gómez de Erice, Rectora de la UNCuyo.