"Sur de Mendoza y su ciencia: quienes, cómo y porqué” es el nombre del proyecto que encararon, en medio de la pandemia, docentes y alumnos de la extensión áulica Malargüe de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la UNCUYO para comunicar la ciencia. La radio y las charlas al aire libre entre investigadores y la comunidad fueron las estrategias de una propuesta democratizadora del conocimiento.
En un contexto signado por la pandemia de Covid-19 se apostó por dos caminos a la hora de comunicar. Por un lado docentes de la FCEN fueron protagonistas de una columna radial emitida cada 15 días durante 8 meses buscando llegar a través de un medio tradicional pero de gran inserción en la comunidad malargüina. Y por otro lado, se organizó una charla al aire libre en el parque del Observatorio Pierre Auger, institución científica que tiene el departamento sureño.
Esta propuesta fue seleccionada en la convocatoria “Jorge Alberto Sabato” de Ciencias Exactas y Naturales. “Queríamos que la Facultad tuviera un papel activo en uno de los eventos de divulgación más importante a nivel nacional como es la Semana de la Ciencia y la Tecnología. De allí surgió la idea de desarrollar un proyecto que dé a conocer las actividades científicas que se desarrollan en Malargüe”, comentó María José Bolgeri directora de la iniciativa.
Asimismo Bolgeri destacó la participación de los estudiantes "porque estimula a otros jóvenes y fomenta el espíritu de pertenencia a la institución. En ese sentido dijo que es fundamental porque "quienes hoy son estudiantes serán mañana (muy posiblemente) investigadores y tendrán la responsabilidad de acercar y expandir el conocimiento a la gente”. Uno de ellos es Juan Pablo Orozco quien colaboró en la etapa de elaboración como en la de organización del proyecto.
Participaron de este proyecto interdisciplinar, investigadores del ICES (Centro Internacional de Ciencias de la Tierra) y del Observatorio Pierre Auger, dos instituciones de prestigio mundial que recorren temas tan diversos como el medioambiente, cambio climático y detección de rayos cósmicos. “Se trabajó con investigadores e instituciones porque es el corazón del Proyecto Sábato, armar redes de divulgación, extensión y trabajo colaborativo” remarcó Bolgeri.
Así el arduo trabajo de un año ha ido dando sus frutos y la comunidad de Malargüe está más cerca de la actividad científica que se desarrolla a pocos metros de sus casas día a día. Entender la ciencia como un producto de la cultura es un punto de inflexión necesario para que la comunicación de esta se reclame desde la sociedad como un derecho inalienable que permita vivir bajo el paraguas del pensamiento crítico entre tanta tecnología y avance científico. Si la comunicación científica es la continuación de la ciencia por otros medios, como afirmaba el matemático y escritor Leonardo Moledo, entonces el proyecto se instala en esos bordes tan fructíferos que hacen del cruce de saberes un modo de narrar.