Desde su profesión de geógrafo, periodista y fotógrafo, Pablo Sigismondi abordará la temática a partir de su experiencia como testigo directo de las huellas del cambio climático en un sinnúmero de países. A través de palabras y fotos, relatará sus experiencias en Africa (Africa subsahariana, Cuerno de Africa, Magreb), Asia (Medio Oriente, Afganistán, Irán, Irak, India, Sudeste Asiático, Islas Maldivas), Europa y América. Las fotografías de sus viajes, mapas y un lenguaje claro y ameno, referenciarán la problemática desde una perspectiva vivencial.
La propuesta es organizada por la Secretaría de Extensión Universitaria y la cátedra de Geografía y Cartografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo.
Datos que alertan
El nivel, la intensidad y la calidad del consumo presionan la sobreexplotación de los recursos naturales, agotan las materias primas no renovables y generan una cantidad cada vez mayor de residuos sólidos.
El consumo se ve presionado inicialmente por las necesidades de supervivencia de la humanidad. Sin embargo, el acceso a los bienes y servicios es desigual. Mientras en las naciones más desarrolladas industrialmente el consumo aparece como desmedido, provocando, muchas veces, el derroche, en otros sectores del globo poblaciones enteras acceden con gran dificultad a lo mínimo indispensable y grandes masas se encuentran sumidas en la pobreza y la indigencia.
El mayor nivel de consumo se concentra en el 25 por ciento de la población mundial, que mayoritariamente vive en las naciones más ricas, que originan 1.8 millones de toneladas métricas de residuos, de las cuales son recuperables para que reingresen al sistema productivo poco menos del 15 por ciento. Si toda la población mundial tuviera estos patrones de consumo, se necesitarían alrededor de tres planetas para satisfacer esa demanda.
El consumismo aparece como un patrón cultural que está poniendo en riesgo la sustentabilidad del planeta, enfrentándonos a un gran desafío climático.