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CON–SOLAMENTE- ÁNIMO DE AMAR

RECONSTRUCCIÓN DE UN AMOR (Reconstruction / Dinamarca, 2003)Dir.: Christoffer Boe Intérpretes: Nikolaj Liekkas, Maria Bonnevie, Krister Henriksson Con su ópera prima, el joven danés Christoffer Boe logra crear una atmósfera, transmitir un ambiente emocional en el que interactúan el cine y la literatura, la realidad y la ficción, el presente y la futilidad del tiempo ido, el “ellos” y el “nosotros.” Por MARCELA RAGGIO

13 de julio de 2004, 12:08.

imagen CON–SOLAMENTE- ÁNIMO DE AMAR
“Es ficción” (I)
A partir de dos parejas (el escritor August y su mujer, Aimée; y el fotógrafo Max y su novia Simone), Boe propone un film que es lúdico por donde quiera que se lo mire. El primer, gran guiño, es Maria Bonnevie, la misma actriz, personificando a ambas mujeres. A partir de este dato, que le permite al director crear la confusión tanto en su protagonista como en los espectadores, se genera un mundo de planos multívocos, paralelos y a la vez en intersección, donde una mirada o una palabra bastan para saltar de nivel.

Sobre unos curiosos planos cenitales de la ciudad, un puntero nos señala la ubicación de los personajes. Se desplazan sobre el mapa, guiados por la fortuna imperatrix mundi, y la cámara entonces nos deja bajar a la calle, encontrar a Max y a Aimée, los protagonistas del amor imposible.

“No se necesita demasiado. Hay un hombre. Solo. Y humo. Un hombre. Humo. Y magia.” (I)
Así define August su novela, y el germen de toda ficción. Laureado escritor en gira de conferencias, acompañado de su mujer, a quien apenas considera, da los últimos toques a su gran obra. Se trata de la historia de un amor imposible, un hombre y una mujer que se conocen en un cruce de escaleras mecánicas y continúan su aventura en el subte y luego en un café.

Max, un joven fotógrafo que vive con una novia que lo ama, “ve” a una mujer, la sigue cuando baja del subte (y deja atrás a la novia, Simone); corre tras la desconocida (Aimée) hasta un bar, se sienta con ella, toman algo (¿un café?) y pasan la noche juntos.

¿Cuál es la ficción de la novela? ¿Y la realidad de la historia de la película?

Hay claves múltiples, que sin embargo no terminan de separar los dos mundos. Tal vez una de ellas se encuentre en el desconcierto que experimenta Max/el hombre de la novela cuando regresa a casa de su novia y la puerta ha desaparecido, y cuando ni los amigos ni Simone lo reconocen. La noche que el joven ha pasado con Aimée es como el largo sueño de Rip Van Winckle. A Max solo le queda el presente. Su pasado se ha dio, en una sola noche, dejándolo sin historia o, en todo caso, con una identidad que, salvo para sí mismo, es ficción. Despojado de su historia, la única posibilidad es continuar viviendo la vida nueva, (¿la de ficción/literatura?) que ha comenzado la noche anterior.

Pero cuando Max intenta llevarse a Aimée a Roma por última vez, es ella quien no reconoce al admirador que la detiene en una escalera. Y Simone, en cambio, lo retiene en un café para que la otra cita, con la mujer del subte, no se concrete.

“No se necesita demasiado. Hay un hombre. Solo. Y humo. Un hombre. Humo. Y magia.” (II)
La imagen (no solo visual, sino creada por las palabras del narrador August), me recordaron inmediatamente otro film de seres solos, envueltos en humo, Con ánimo de amar. En la maravillosa película de Wong Kar-wai también hay un hombre, que termina solo, acompañado solo por el ánimo, el mood for love. El humo es la gran presencia de toda la película, sobre todo en las escenas de la soledad, y, también, en las de la literatura, cuando el señor Chow escribe su novela.

“Es ficción” (II)
La coexistencia de niveles diversos de experiencia, los caminos que se cruzan entre la novela, la mujer del novelista, y el fotógrafo que, como punto de intersección, habita en ambos mundos; todo se conjuga para plantear la visión de Boe sobre la ficción. Todos los personajes –los de la novela, y también los del mundo “real” del film- viven en su realidad. Sin embargo, esta puede ser tambbién, para ellos mismos, o para otros, la ficción.

“Es una reconstrucción, y sin embargo, duele.”
Como el amor del Sr. Chow y la Sra. Chan, que comenzó siendo una puesta en acto del engaño de que eran víctimas, y terminó olvidando que era una duplicación, una reconstrucción, para convertirse en un amor de verdad, con dolor e imposible; así también ahora sufren en la película de Boe los protagonistas (August y Aimée, Max y Simone; el esposo engañado y la mujer desconocida, el joven del subte y su novia detrás de la puerta desaparecida). Los de la ficción literaria y los de la realidad fílmica. Y aunque la historia de amor sea imposible, el ánimo de amar se queda, como una gran soledad de humo cálido, instalada en el alma.

Más allá de los recursos que hacen de la historia “convencional” de amor, engaños y desengaño una propuesta visualmente innovadora, Reconstrucción de un amor demuestra que hasta la ficción duele, y que hasta en el cine (o en los libros) las historias de amor siguen dando que escribir y filmar, porque las reconstrucciones de experiencias acerca de nuestra humanidad son la más parecido a la verdad que podemos encontrar.

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