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Construyen viviendas rurales con métodos de bioconstrucción

Docentes y alumnos de la UNCuyo ejecutan con organizaciones sociales y estatales un proyecto que permite a familias de zonas rurales de Mendoza construir sus propias viviendas, utilizando conocimientos tradicionales combinados con nuevas técnicas. Se prioriza el cuidado del ambiente.

imagen Construyen viviendas rurales con métodos de bioconstrucción

Docentes universitarios y alumnos de diferentes carreras de la Universidad Nacional de Cuyo trabajan en forma conjunta con organizaciones sociales y estatales en un proyecto que consiste en realizar un taller de capacitación en construcción de viviendas familiares socialmente apropiadas, con métodos naturales, sobre un terreno donado para tal fin. Los participantes se forman en el oficio y aportan la mano de obra de la construcción.
 
Las beneficiarias del proyecto son una decena de familias de la comunidad de Cápiz, uno de los parajes más pequeños del departamento de San Carlos, con un gran porcentaje de población rural dispersa. La mayor parte de los pobladores de la zona viven con necesidades básicas insatisfechas o bajo la línea de pobreza.
 
“El proyecto contribuye a la construcción con quincha en una comunidad rural dispersa, con  el involucramiento de la población y atendiendo a normativas vigentes y tecnologías  apropiadas, para su posterior sistematización”, explica el profesor Guillermo Ander Egg, de la Facultad de Ciencias Agrarias, uno de los profesionales universitarios encargados del proyecto. “Se construye una vivienda en quincha, para albergar a una familia con el trabajo de los destinatarios y con vecinos interesados en el aprendizaje de la técnica”, agrega.
 
Las familias de Cápiz se sustentan a partir de la agricultura familiar y, al igual que en otras zonas rurales, tienen una gran demanda insatisfecha de viviendas que no es cubierta por los organismos y programas específicos del Estado, siendo las más castigadas en cuanto a la precariedad habitacional.
 
En el año 2009, por iniciativa de los técnicos de la Subsecretaría de Agricultura Familiar que trabajan con las comunidades rurales de la zona, comenzó a gestarse este proyecto que hoy se encuentra en plena ejecución. Luego, se acordó presentar el programa a la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNCuyo, ante la necesidad de abrir la experiencia a otros espacios institucionales.
 
Tras evaluar diferentes sistemas constructivos, las familias, en conjunto con el resto de los actores intervinientes resolvieron elegir la quincha modificada como sistema más apropiado. Para ello, se tuvieron en cuenta distintas variables como financiamiento, calificación de la mano de obra y la problemática concreta del grupo familiar.
 
“La quincha modificada es un sistema de bioconstrucción, que combina entramados de madera con membranas vegetales y revoques de barro. En el proceso de construcción se reciclan muchos de los desechos de las actividades que se desarrollan en el campo. Además, con la adecuada intervención técnica se mejora la resistencia al efecto sísmico”, explica Ander Egg. 
 
Vale mencionar que los movimientos sísmicos constantes en el territorio mendocino, en ocasiones, aunque sean de baja intensidad, destruyen viviendas en condición de precariedad edilicia.
 
Los técnicos del programa concuerdan en que la promoción de la vivienda rural fortalece la economía regional sustentada en poblaciones a pequeña escala y las vuelve más seguras y solidarias entre sí, potencia la identidad cultural y las hace amigables con su entorno y con el medio ambiente.
 
“El objetivo final que persigue el programa es mejorar las condiciones de vida a partir de una vivienda digna y mejorar las condiciones de hábitat de la zona rural mediante el uso de tecnologías socialmente apropiadas”, comenta Ander Egg. Para alcanzar el objetivo, se articulan acciones entre la comunidad, organizaciones sociales y organismos del Estado y se brinda a la comunidad la posibilidad de contar con el conocimiento necesario para transformar la realidad de su hábitat, a través de la participación en el taller.
 
Estas viviendas parten de una concepción amplia del hábitat rural y se integran a un modo de vida, a un modo de realizar las actividades domésticas y productivas, asegurando la alimentación de la familia mediante huertas y granjas.
 
La autoconstrucción de viviendas se gestiona mediante la ayuda mutua entre los beneficiarios y el involucramiento de los equipos técnicos de la Subsecretaría  Agricultura Familiar, la Municipalidad de San Carlos, la Central de Trabajadores Argentinos, la unión vecinal de Capiz Alto, la Quincha y la Escuela Popular de la Tierra.
 
“Se trabaja con los destinatarios y con vecinos interesados en el aprendizaje de la técnica, junto con alumnos de las carreras de Comunicación Social, Trabajo Social e Ingeniería Agronómica”, explica el profesional. Y agrega: “El diseño y utilización de los recursos para la vivienda son abordados en forma participativa y la capacitación está a cargo de un equipo de técnicos especialistas en bioconstrucción vinculados con las organizaciones intervinientes en el proyecto”.
 
Puntualmente, el equipo técnico que acompaña a los pobladores está compuesto por docentes y alumnos de la Universidad; la arquitecta Adriana Saua, perteneciente a la Escuela Popular de la Tierra, con experiencia y formación en construcción con quincha; un técnico de la Dirección de Vivienda de la Municipalidad de San Carlos, y dos técnicos de la Subsecretaría de Agricultura Familiar.

Identidad, tradición e innovación técnica
 
Gran parte de la población de las zonas rurales mantiene una identidad con prácticas culturales de construcción de vivienda natural que hace un tiempo se habían desestimado.
 
“La construcción en tierra cruda, entendida como aquellos sistemas que utilizan la tierra cocida al sol, es el principal método constructivo que se desarrolla en este medio, confiriéndole una de las principales características. En algunos departamentos de la provincia de Mendoza alcanza el 80% de la construcción, por lo que no sólo conforman el capital habitacional sino también espacios de agro-producción como bodegas y galpones, entre otras”, detalla Ander Egg.
 
A lo que añade: “Las primeras viviendas de San Carlos utilizaban jarillas, chilca, algarrobo, y con ellas se levantaban los muros que luego eran cubiertos con barro. La mayoría de las construcciones en tierra se realizaban por autoconstrucción, por lo general era una acción familiar y en algunos casos comunitaria. La provisión de viviendas era una acción obligada y una capacidad incuestionable en cada familia”.
 
De allí el objetivo del proyecto de rescatar estas prácticas y combinarlas con saberes técnicos específicos y con la incorporación de tecnologías apropiadas, pero respetando el concepto de “método natural” de construcción, en armonía con el medio ambiente y atendiendo a las normativas vigentes.
 
“En la década del 70 las normativas provinciales y municipales prohibieron estos sistemas constructivos dejando de ser una opción formal a la hora de proveerse de un techo. Además, desde sus políticas habitacionales, el Estado provincial actualmente sólo promueve los materiales industrializados, excluyendo la bioconstrucción como alternativa”, resaltó el profesional de la Universidad Nacional de Cuyo.
 
En la actualidad, desde distintos niveles públicos y privados, resurgen propuestas de acción comunitaria de autoconstrucción participativa como uno de los ejes fundamentales para promover un desarrollo local y humano.
 
Sin embargo, el buen funcionamiento de estos sistemas constructivos radica en un conjunto de saberes empíricos y técnicos que se han ido perdiendo de generación en generación, potencializado además por la falta de normativas y controles técnicos estatales que los regulen.
 
Tres son las razones fundamentales por las que se optó por el sistema de quincha:
- la falta de recursos de las familias para acceder a una vivienda mediante las líneas tradicionales
- la capacidad de apropiar tecnologías no convencionales a partir de los saberes empíricos tradicionales, incorporándolos a los saberes técnicos que brinden seguridad y confort a la vivienda
- la posibilidad de diseñar la vivienda en forma participativa, acorde a las necesidades especificas de cada familia.

El rol de los universitarios en el proyecto
 
Desde Extensión Universitaria de la UNCuyo se realiza la sistematización y el acompañamiento en el proceso de construcción, el registro de la experiencia mediante herramientas audiovisuales y de documentación técnica, lo que permite obtener una producción teórica que sirva de modelo demostrativo para otras intervenciones en el sector, así como la promoción de mayores respuestas institucionales de los organismos públicos competentes.
 
Además, con la convicción de acercar la Universidad a otros actores sociales, el equipo docente y de alumnos acompaña en el proceso de intervención participativa con la comunidad, en la sistematización y la evaluación de la experiencia con los actores locales, así como en la participación activa en los talleres y actividades específicas con la comunidad.

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