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Continúa el plan de lucha de asambleístas en Gualeguaychú

El futuro de las fábricas  pasteras sigue siendo incierto. Kirchner y Tabaré Vázquez suspendieron la cumbre. Los cortes de rutas en Entre Ríos vuelven en las próximas horas.

Por Rebeca Piccini Carpp

rebepiccini@yahoo.com.ar

Departamento de Escenarios Latinoamericanos

Las denuncias de los entrerrianos tomaron dominio público, de forma masiva, cuando en el programa televisivo “Caiga Quien Caiga”. Allí, uno de los ambientalistas denunció la instalación de dos fábricas de celulosa, de las empresas Botnia, de capitales finlandeses, y Ence, de capitales españoles, en Fray Bentos, República del Uruguay. El denunciante aclaró las consecuencias ambientales que ésto traería. El proceso iniciado en 2003 tomó ahora dimensiones mucho más grandes: lo que empezó con unas pocas denuncias tiene ya otra forma, y amenaza con seguir creciendo.

A partir de ese momento el tema de las pasteras ocupó un lugar prioritario en los medios de comunicación y en la opinión pública, mucha agua pasó bajo el puente.

Empezó, entonces, un plan de lucha que promete no finalizar hasta que se termine con la construcción de las papeleras en la costa del río Uruguay, aunque el objetivo final es la no instalación de estas fábricas nocivas.

El pueblo de Gualeguaychú, ciudad ubicada al sur de Entre Ríos, desplegó una serie de mecanismos de resistencia, entre ellos los cortes de ruta. Los entrerrianos se instalaron con sus familias, carpas, los infaltables mates y reposeras y armaron su vida en torno al conflicto, defendiendo los intereses de ellos, e irónicamente de los uruguayos también.

Por su parte, la mayoría del pueblo de Fray Bentos y gran parte de los uruguayos están a favor de las papeleras que “traerán crecimiento económico e industrial y van a terminar con el problema de desocupación de los uruguayos” afirmó una ciudadana entrevistada por un programa de televisión.

Después de la frustrada reunión entre el presidente de Argentina Néstor Kirchner y su par uruguayo Tabaré Vázquez, vinieron más cortes, más asambleas y el ya clásico modo de protesta argentino, un gran cacerolazo con apagón incluido.

Los números hablan por sí solos y con gran elocuencia, tal y como quedó demostrado por el programa La Liga, emitido por Telefe el pasado martes: las pasteras producirían 1.600.000 toneladas de celulosa, lo que significan 210 millones de dólares al año, se invirtieron 1800 millones de dólares, la mayor inversión realizada en Uruguay. Con todo ésto más la desinformación del pueblo uruguayo no resulta extraño el apoyo político con que cuentan en el país hermano.

En el programa que produce Cuatro Cabezas, se mostraron los efectos nefastos causados por otras dos fábricas de celulosa: Alto Paraná en Misiones y Ence en Pontevedra, Galicia. Las plantas que se quieren instalar en Uruguay serían 10 veces más grandes que las mencionadas.

Javier Villanueva, asambleísta de Gualeguaychú, aseguró que están tranquilos porque ya hicieron lo suficiente, por lo que van a esperar hasta "mediados de la semana que viene" para  decidir el futuro de la protesta, ya que esa fecha es "un tiempo  límite”. El gualeguaychense aseguró también a Diario El Argentino de su ciudad que "Costó mucho trabajo frenar a la  gente y convencerla de que teníamos que dar un gesto levantando los cortes para que se pueda negociar, pero ahora no pasa nada. Si el presidente Kirchner soporta este tipo de manoseos, nosotros  no lo vamos a hacer".

El ministro de Economía de Uruguay, Danilo Astori, dijo que las papeleras “se van a construir sin ninguna duda", porque el emprendimiento tiene el respaldo "jurídico y técnico necesario”, según lo publicado el 3 de abril  en El Diario de Paraná.

Ante estas declaraciones es fácil pronosticar: la lucha continúa.  Las preguntas que en este momento hermanan a los pueblos es ¿cómo sigue la historia?  y ¿cuál puede ser la solución?

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