Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

Convenios que no amarran

A un año de los pactos entre Kirchner y Chávez en el Astillero Río Santiago para la provisión de ingeniería naval a Caracas, los trabajadores argentinos se movilizan para que el acuerdo no naufrague.

10 de julio de 2005, 19:24.

Miles de trabajadores del Astillero Río Santiago marcharon el jueves pasado hacia Plaza de Mayo, donde se encuentra la Casa de Gobierno, para exigir que se reactiven las negociaciones con Venezuela por la construcción de buques petroleros. También demandaron la aprobación en el Congreso de dos leyes proteccionistas de la industria naval: La Ley del Fondo de Financiamiento y la Ley del Transporte por Agua.

Vicente Ignominiello, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE),

Vicente Ignominiello, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) de la jurisdicción donde se donde se emplazan los Astilleros, en la provincia de Buenos Aires, considero que el gobernador de la misma, Felipe Solá, boicotea al acuerdo porque su rol se asemeja al de "un lobo al cuidado de las ovejas".

El dirigente sindical recordó que Solá fue funcionario del ex presidente ultra neoliberal Carlos Menem.

Ángel Cadelli, gerente de Calidad del Astillero en representación de los trabajadores, lo había advertido meses atrás cuando fue entrevistado por APM: “los grupos de derecha del gobierno nacional, del gobierno provincial y los grupos económicos nos quisieron estafar toda la vida”.

Por entonces se mantenía la esperanza de construir cuatro buques petroleros “PanaMax”. Al principio la demanda doblaba ese pedido, ahora los más optimistas creen en la realización de sólo dos buques. Para el máximo dirigente sindical de los trabajadores estatales de la zona del Astillero: “el Directorio llego de Venezuela con las manos vacías”.

Funcionaris de la presidencia de la empresa Astilleros dijeron a APM que, efectivamente, una misión de directivos de la misma acaba de viajar a Caracas, con la intención de reactivar las acuerdos pero no precisaron cuáles fueron los resultados de esa gestión.

El 7 de julio de 2004, los presidentes de Argentina y Venezuela, Néstor Kirchner y Hugo Chávez respectivamente, hicieron una imprevista visita al Astillero Río Santiago luego de participar en una Cumbre del Mercado Común del Sur (MERCOSUR). Fue una noche gélida pero desbordante de emoción: la integración regional deseaba transitar los andariveles de la industria pesada, algo inimaginado porque el modelo neoliberal había desterrado esa posibilidad de desarrollo soberano.

Hasta el momento sólo se repararon dos buques para Petróleos de Venezuela (PdVSA): el “Luisa Cáceres” y el “Negra Hipólita”. Un abismo en volumen de facturación separa a esta actividad con la construcción de buques petroleros.

También existe en el Congreso argentino un proyecto de ley de los diputados del Partido Justicialista (oficialistas), Oscar Lamberto, José Antonio Romero y Eduardo Camaño, para crear Sociedades Mixtas con capitales privados en otros Astilleros.

Más de 100 autobuses llegaron a la capital del país: familias enteras de La Plata, Berisso y Ensenada junto a los trabajadores de Astilleros que resistieron la ola privatizadora de los ´90.

Retenían en sus mentes las imágenes de un año atrás, cuando Chávez habló del “Che” y Evita Perón, cuando la dirigencia política parecía reconciliarse con los curtidos obreros de Ensenada.

Fuentes cercanas al directorio de la Empresa descalifican a la plana mayor del Astillero: “Hicieron todo mal, empantanaron siempre el contrato y hoy no tienen nada”.

"Nos movilizamos junto a los vecinos de la región y organizaciones de desocupados para pedirle al presidente Kirchner que se cumpla lo que se anunció hace un año. Recuerdo que Kirchner dijo haber elegido nuestro astillero como ejemplo de lucha de los trabajadores, que resistieron la década neoliberal, cuando se privatizó todo menos nuestra empresa. Esas palabras despertaron mucho entusiasmo entre la ciudadanía y tomo connotación nacional", dijo Ignominiello.

"A un año del acuerdo todavía no hay un contrato firmado por ineficiencia del gobierno de la provincia de Buenos Aires y de los funcionarios que están al frente de Astilleros", añadió el dirigente sindical.

En ámbitos sindicales se recrimina a la empresa haber retrasado los trabajos unos 10 meses en la construcción de un armador alemán, como así también las demoras en las reparaciones de la Fragata Libertad, el buque escuela de la Armada argentina.

"Hicimos un convenio que anunció Kirchner en la Casa de Gobierno con la empresa Vías Navegables, trajeron la primer draga y por voluntad de la empresa hace ocho meses que esta parada. Por lo tanto buques polacos siguen dragando nuestro río y el Estado no tiene su propia draga para ahorrarle costos al país. Existe una política clara del gobierno de la provincia de Buenos Aires de mostrar un Astillero ineficiente y por lo tanto justificar la famosa SAPEM (Sociedad Anónima con Participación Estatal Mayoritaria), con la entrega del 49 por ciento de la empresa a capitales privados", aseveró Ignominiello.

En este momento en el Congreso radica un proyecto de ley para que dos Astilleros, Tandanor y Endomen, sigan el mismo camino. Pero la idea es ir demostrando que las empresas netamente estatales son ineficientes y no es casualidad. Por eso nosotros decimos que "el presidente dejo a un lobo cuidando a las ovejas", añadió.

Sgún los dirigentes sindicales, la intención venezolana de avanzar en los acuerdos con Astilleros se mantiene en pie, aunque aseguran que el gobierno provincial (de Buenos Aires) no tiene la misma voluntad política.

Los trabajadores de Astilleros y ATE en general impulsan dos proyectos de leyes, con el apoyo de 17 diputados, y le exigen al gobierno de Kirchner que trabaje para la aprobación de las mismas, si es que quiere construir un país distinto.

El primer proyecto tiende a garantizar que los armadores nacionales puedan seguir en actividad. El otro propone una reserva de carga, que es lo que tuvo Argentina cuando poseía una marina mercante propia. Esa ley permitiría al país transportar sus productos y evitar lo que sucede en la actualidad, que sólo el 9 por ciento de los 3.000 millones de dólares en fletes quedan para empresas argentinas.

"Aspiramos a que haya financiamiento para los armadores nacionales para tener nuestra marina mercante, para que nuestros ríos no sigan siendo recorridos por banderas panameñas. Los tienen que transitar banderas nacionales y con tripulación propia, como en cualquier país serio del mundo", concluyó Ignominiello.

Emiliano Guido
APM/ Agencia Taller

Contenido relacionado