Mañana martes se reunirán en la sede de la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria las autoridades de la misma con miembros del Concejo Deliberante para analizar en profundidad los estudios realizados por docentes de esa casa de estudios en las aguas del río Atuel de los que dimos cuenta días atrás.
El trabajo se llevó a cabo en el tramo comprendido entre el dique Valle Grande y el camping del Movimiento Familiar Cristiano y permitió detectar la contaminación del agua a raíz del vuelco de aguas negras (efluentes cloacales) y la presencia de bacteria Escherichia coli en el curso del río.
También pudimos conocer que a partir de nuestra publicación del martes pasado se interesaron en el tema el Departamento General de Irrigación, el EPAS y otros organismos provinciales preocupados por lo que ha venido ocurriendo a partir del improvisado asentamiento de una infraestructura turística que permitió desarrollar una nueva y lucrativa actividad pero que trajo aparejado un serio riesgo para habitantes de San Rafael y General Alvear.
Lo cierto es que a las edificaciones iniciales se han sumado otras ampliando el avance edilicio pese a saberse de antemano que la inexistencia de cloacas y la carga turística acarrearían problemas y que la demanda no podría ser atendida por los pocos camiones atmosféricos que hay en San Rafael sin capacidad operativa para retirar los efluentes. Además, se sigue agrediendo el medio ambiente con edificios que no guardan relación con el paisaje a partir de la inexistencia de un estudio de impacto ambiental.
Por lo conversado con el decano de Ciencias Aplicadas a la Industria, ingeniero magíster Roberto Battistón, se crearía próximamente un Instituto de Medio Ambiente teniendo en cuenta que la facultad tiene varios magíster en esta especialidad, antecedente más que valedero para realizar este tipo de estudios.
Es decir que en el futuro, cada emprendimiento que vaya a radicarse en nuestra zona podrá llevarse a cabo con la intervención de profesionales locales que podrán aconsejar todo lo que se debe hacer para no caer en el mismo error de Valle Grande.
Por ejemplo, determinar cómo debe explotarse el Cañón del Diamante, como también hacer un exhaustivo control de la contaminación visual, y la sonora en nuestra ciudad a través de decibelímetros. Pero lógicamente, para que ello pueda prosperar es necesario tener una Ordenanza que determine claramente las pautas a cumplir porque de lo contrario todo esfuerzo será estéril.
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22 de noviembre de 2024