El 78 por ciento de los porteños estaría a favor de un proceso de re-estatización de las empresas de servicios públicos que en la década del noventa pasaron del patrimonio estatal a manos privadas.

Eran los  noventas, Carlos Menem era presidente, los trenes desaparecían en las provincias del interior del país, los teléfonos públicos anaranjados mutaban como un camaleón de la nueva era a los tonos verde y azul, y Antonio Gasalla avisaba en una publicidad que pronto en lugar de cospeles se utilizarían monedas de diez centavos de pesos – dólar para comunicarse a través de ellos-, volaban las chapas con la inscripción  “Agua y Energía”  que había en las veredas y volaban también puestos de trabajo de empresas como YPF, que pasó a llamarse Ya pasó Fangio en vez de Yacimientos Petrolíferos Fiscales.

Esa construcción teórica titulada “la gente” defendía las privatizaciones con el argumento de que las empresas estatales eran ineficaces, ineficientes, y significaban un gasto para el Estado.

Quince años después, el sondeo que realizara en el mes de marzo la encuestadora Fara y Asociados sobre un total de 440 encuestados en Capital y Gran Buenos Aires (recordar que esa es la zona con más densidad poblacional del país)  reveló que el 78 por ciento de los argentinos, es decir 4 de cada 5, apoyaría un proceso de re-estatización de las empresas prestadoras de servicios públicos que antes pertenecían al Estado  argentino. Un 8 por ciento dijo estar indeciso y un 14 se mostró en desacuerdo.

Otros estudios anteriores de la consultora muestran la evolución hasta llegar a los resultados obtenidos recientemente. En 2003, por ejemplo, el 65 por ciento se mostró a favor de una nueva estatización, en 2000 el porcentaje de apoyo era del 48 por ciento.

Sólo en 5 años aumentó el apoyo de un proceso de estatización del 48 por ciento a casi el 80%.

¿Con estos datos podríamos esperar el proceso inverso al de la pasada década?

Si bien en la década del noventa “la gente” estaba a favor de las privatizaciones existía la voluntad desde el poder de turno de llevar a cabo políticas que incluyeran las privatizaciones. La otra pregunta que habría que hacerse es si existe hoy la voluntad política de revertir ese proceso.

Santiago Giménez. 

santiagogimenez@argentina.com

Dpto. Escenarios Latinoamericanos.