Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

De profesión, intelectual

El escritor Mempo Giardinelli visitó la provincia de Mendoza y habló del rol que los intelectuales, según su parecer, han tenido y tienen en la Argentina. Agencia Taller participó de su polémica exposición.

15 de noviembre de 2005, 00:10.

Por Vanesa Merlo

Agencia Taller – Departamento de Cultura

vanesamerlo@hotmail.com

El viernes 11 de noviembre, en el marco de los festejos del 10º Aniversario del programa radial “El Candil”, se presentó en la biblioteca Gral. San Martín el escritor chaqueño Mempo Giardinelli, quien contó cómo ve el país y el aporte que los intelectuales hacen hacia él. Conjuntamente con un ensayo que él mismo escribió, llamado El país y los intelectuales, lleva a conocer la ruptura que hay entre éstos y el poder político.

Cuenta que cuando volvió de México, despúes de estar ocho años exiliado luego de la última dictadura militar, se dio cuenta del poco valor que se le daba en nuestro país a la gente que más sabe.

Ser un intelectual en Argentina “es un negocio absurdo, es una constante pérdida de oportunidades, ésto fue lo que los políticos y la gente que estaba al poder en los años noventa nos hizo creer, ya que lo único que querían era que la gente fuera ignorante, que no se pudiera expresar, que no pensara y que el país estuviera en decadencia total”, dijo Mempo.

Además recalcó: “fue por eso que destruyeron la educación pública, la salud, o sea, las necesidades básicas que debe satisfacer cualquier sociedad civilizada, yo tengo algunas hipótesis de por qué estamos así, porque si uno mira la historia argentina, nuestro país fue antes un sueño que una realidad”.

Despúes de la crisis de 2001, la cultura fue quien impulsó a la gente a decir lo que pensaba, “los artistas vuelven a ser los intelectuales de nuestro país, nunca hubo tanta poesía en la calle, obras en la plazas o en la vía pública, todo lo popular se empezó a ver luego del desastre, se comenzó a ver cine aficionado que hoy es el gran cine argentino”, dijo Tempo; y agregó “festejemos la resistencia de los intelectuales, el advenimiento de los que saben, ya que a pesar que nos quisieron hacer desaparecer no lo lograron”, porque cada uno desde el lugar que le toca colabora para esto, y  la gente ahora puede decir y hacer lo que piensa.

“Cuando no teníamos nada, nos dimos cuenta lo que esta nación iba a perder, su lengua, lo decía Montesquieu: ‘un país puede perder todo menos su lengua’. Ya que a través de ésta  nos hicimos conocer”.

Otras de las cosas que resaltó fue que “el texto es muy importante debido a que a través de él, todo tiene una explicación”. “Al intelectual no le toca dar soluciones, lo que le toca nada más y nada menos es escribir un texto, para pensar y para definir, esas cosas que se suponen que sean compensadoras”, dijo Mempo.

El libro es un poco la mirada que él tiene, “más o menos esperanzadora,  porque yo creo que a partir de la última crisis terminal, ahora, en la Argentina tenemos una oportunidad en muchos aspectos. La reforma económica, la reforma política, yo creo que con la esperanza y con la presencia hoy de figuras que dan vuelta en todo el país, que se dedican a la filosofía, a la sociología, a las ciencias políticas, a la literatura, a la historia del arte, empiezan  a ser receptados y mirados de otra manera, con las bondades propias de ello”.

Terminó la charla diciendo que “el valor de los intelectuales no está en el ejercicio del poder, esta en el poder del ejercicio intelectual”.

Contenido relacionado