“Estado/Iglesia: Laicismo y el ejercicio del culto en espacios públicos” fue el nombre del debate que se organizó en la facultad de Derecho y que reunió a Marcelo Puertas y Débora Ranieri para conocer algunas posturas que existen sobre el tema.
El encuentro comenzó con la disertación de Puertas, titular de la Inspección General de Seguridad de la Provincia de Mendoza, quien mencionó estudios que indican que el 75 por ciento de los argentinos están vinculado a una religión y ese sentido resaltó que las personas tienen todo el derecho a cumplir con su actividad religiosa mientras respeten las normas jurídicas. Pero de igual manera detalló: “La ley tiene que ser inclusiva con todos los habitantes y no solamente priorizar la pertenencia de una religión en particular”.
El abogado, propulsor de la campaña de separación del Estado de la Iglesia, también habló de la presencia de las imágenes religiosas y remarcó “en los espacios públicos tiene que estar los símbolos que nos incluyan a todos” y por ello consideró la imposición de representaciones de una religión como un acto de violencia. Sin embargo, también criticó sacarlos sin cumplir con los procedimientos pertinentes. “Quien saca o impone un símbolo con violencia es igualmente pernicioso y perverso”, sostuvo. En ese sentido destacó la iniciativa del Consejo Superior de la UNCuyo que creó una comisión especializada para analizar la presencia de los símbolos religiosos en la Universidad.
Por su parte, Débora Ranieri, profesora e investigadora de las universidades de Buenos Aires, entre otras, agradeció la invitación y expresó que es importante “que estos temas se planteen en las universidades y se hagan debates en torno a criterios y argumentos universitarios, como se hacen en otras partes del mundo”.
La especialista en la relación entre Estado y religión marcó como clave respetar lo que dice la Constitución que reconoce a la religión católica. “A mí me puede gustar o no un contenido legislativo pero no puedo negarlo o ponerle algo que no dice”, explicó.
Ranieri relató las discusiones que se dieron en otros países sobre la presencia de símbolos religioso y narró cómo diferentes Estados también debieron enfrentar esos dilemas porque “hay una tradición, costumbre e historia cultural de siglos donde lo religioso no es fácil de erradicar de la vida pública”.
En esa línea nombró jurisprudencia nacional e internacional que demuestra que juristas y Estados laicos debieron dejar imágenes religiosas por entender su valor cultural o histórico.
De esta manera cuestionó los planteos que hablan de imposición de ideas. “No me animo a decir que cuando pusieron esos símbolos quisieron imponer, quizás fue una costumbre que se daba cuando aún no se había planteado su ilegitimidad”.