“Para que en sus aulas se enseñen los altos valores de la República” dice la placa conmemorativa en el ingreso a Derecho; espíritu que la Facultad renueva al cumplir sus primeros 30 años de vida. El nacimiento de la carrera de Abogacía en la universidad pública fue una conquista de la democracia y su creación fue muy significativa para Mendoza.
En los festejos por un nuevo aniversario la comunidad de Derecho se congregó por completo en el aula magna Constitución Nacional. Las voces del Coro de Cámara dieron inicio a la ceremonia, y un video institucional -con el testimonio cálido y preciso de autoridades, docentes, personal de apoyo y alumnos- permitió reconstruir el camino recorrido en estos años.
Las expectativas y ansias de los primeros 2600 inscriptos a la carrera en 1985; el arduo período de normalización por el que atravesó con los concursos docentes; el paso imborrable por las instalaciones del Estadio provincial de Fútbol Malvinas Argentinas; el logro del edificio propio para “dejar de estar de prestado”, y la innovación y actualización del plan de estudios, recomponen la historia de una comunidad que luchó “a pulmón y con melladas herramientas” para erguirse como una Facultad que forma con calidad y pertinencia a profesionales de las Ciencias Jurídicas.
“Este es un acto para regocijarnos y recordar” dijo el rector Daniel Pizzi y agregó “el desafío para ustedes pasa por mantener encendida la llama”. Para el ingeniero agrónomo lo que permitirá, con el paso del tiempo, que esa “luz se mantenga encendida no son estas paredes, ni los instrumentos, ni la tecnología, sino la búsqueda de la justicia y de la verdad” sentenció.
“Treinta años no se cumplen todos los días” confesó con alegría y orgullo el decano Ismael Farrando. En su discurso, y a modo de balance, enumeró las acciones concretas que viene encarando la Facultad en las áreas académica, de bienestar, de extensión e internacional, entre otras.
Su reflexión principal se centró en el “perfil del abogado que Mendoza necesita”. Reconoció que se trata de un reto institucional al que se orientan, por ejemplo, los esfuerzos de los diferentes claustros a la hora de concretar la innovación y actualización del plan de estudios de la carrera.
En ese contexto las autoridades rindieron diferentes homenajes. Por un lado se reconoció como Profesor Emérito de la UNCuyo a Luis Enrique Abbiati. Pero también se distinguió con diplomas al personal que cumplió 30 de servicio, y a quienes contribuyeron con el nacimiento y crecimiento de la Unidad Académica; entre ellos, al ex ministro de la Corte Suprema de Justicia de Mendoza, Jorge Nanclares, y al rector de mandato cumplido, Francisco Martín.
El acto concluyó con el descubrimiento de placas conmemorativas por el aniversario en la entrada al aula magna de la Facultad.
Abbiati: “Los encierro silenciosamente en mi corazón”
Por pedido de los miembros del Directivo de Derecho, el Consejo Superior de la UNCuyo entregó el título de Profesor Emérito a Luis Enrique Abbiati, el primer decano. De manos del Rector recibió el diploma, el decano Ismael Farrando le entregó la medalla, y el vicedecano Fernando Pérez Lasala la resolución de designación.
Por sus méritos excepcionales, la Facultad lo distinguió con “el mayor honor que concede el Estatuto Universitario a un docente” aseguró el Ismael Farrando. A las razones académicas, el Decano agregó una gran cantidad de cualidades sobre su figura. “Enrique es una persona de honestidad extrema, probo y cabal, coherente, mesurado y equilibrado; que dedicó su vida a la docencia, con vocación, transparencia y precisión sorprendente”, subrayó.
Las palabras de agradecimiento de Abbiati fueron contundentes y emotivas. “Es para mí un momento muy difícil porque son tantas las personas e instituciones que debo agradecer, que la fragilidad de mi memoria me pone al borde de la ingratitud. Permítaseme entonces imaginar un abrazo gigante acompañado del silencio que cierra mi boca, pero que grita en mi corazón una palabra que, en su sencillez, lo dice todo: gracias” dijo el abogado y añadió “los encierro silenciosamente en mi corazón”. En su pasaje también mencionó y agradeció el apoyo incondicional de su esposa e hijos.
Por último ofreció una conferencia magistral basada en una cronología de los 30 años de la Facultad. Rebautizó los períodos de fundación, transición y consolidación institucional como las etapas “mística, deportiva y seria”, en una crónica plagada de anécdotas y recuerdos, que el público celebró con aplausos y risas.