La Universidad Nacional de Cuyo lleva adelante un "programa de investigación y desarrollo de bioenergía" con el objetivo de perfeccionar nuevos combustibles que en un futuro no muy lejano reemplacen a los derivados de los hidrocarburos, recursos que se están agotando.
 
En la iniciativa participan las facultades de Ciencias Agrarias, Ingeniería y de Ciencias Aplicadas a la Industria. Esta última, cuya sede está en San Rafael, tiene abocado a seis profesionales que están trabajando en el proceso de obtención de "biodiesel" y "bioetanol" a partir, respectivamente, de la "colza" (una especie de yuyo) y el "topinambo", también conocida como "papa chanchera" porque se utiliza para alimentar a los cerdos. Las otras dos facultades aportan la logística y los conocimientos del manejo agrícola. Anteriormente se había experimentado con residuos de industrias conserveras (tomates, duraznos).
 
La ventaja de los denominados "biocombustibles" radica en que no dependen de una fuente agotable y, además, producen muy poca contaminación ambiental
 
Mendoza cuenta con posibilidades de desarrollarlos, ya que posee superficie bajo riego y agua suficiente para producir en la cantidad necesaria los cultivos que se utilizan como materia prima. Para el ingeniero Fabio Tarántola, decano de la Facultad de Ciencias Aplicadas, el río Atuel tiene excedente de agua, que se incrementará cuando se concrete el trasvase de caudal desde el río Grande.
 
"Brasil en esto lleva la delantera, hace años que trabaja en su desarrollo y hoy ocho millones de automotores funcionan con biocombustibles. Esto le ha dado a ese país la posibilidad de reducir sus importaciones de petróleo y obviamente reducir el consumo de nafta y gasoil", explicó el decano la experiencia más cercana, que se suma a una similar que impulsa la Comunidad Autónoma de Navarra, en España.
 
Energías renovables
 
El programa sobre biocombustible es llevado adelante por el Instituto de Energía que la UNC creó hace un tiempo con el objetivo aportar sus conocimientos a la elaboración y aplicación de políticas de Estado en temas energéticos en la provincia.
 
Por eso, también trabaja en la investigación de energías renovables, como la eólica (Malargüe es una zona de vientos apta para instalar generadores), solar e hidráulica en lo referido a microcentrales. Más adelante se incluirá la geotérmica, para lo cual se actualizará un estudio realizado en 1982 en El Sosneado, cerca del hotel abandonado, donde existe actividad geotermal.
 
"Se busca desarrollar esquemas de matriz energética a largo plazo para independizarnos de los combustibles no renovables, que en el caso de Mendoza son el petróleo y gas", dijo Tarántola.
 
Recordemos que en su edición del 28 de diciembre pasado, Diario San Rafael publicó las conclusiones de un estudio oficial que vaticina que el "oro negro" de la provincia se acabará en menos de una década, lapso que se puede extender un poco más si se explotan nuevas reservas. Este se trata de un problema mundial, en cuyo ámbito se calculan suministros por sólo unas décadas más.
 
Presentan instituto
 
Hoy a las 10 de la mañana en la sede de la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria se presentará en San Rafael el programa de investigación y el Instituto de Energía; y, además, la institución educativa firmará convenios de cooperación mutua con el municipio local y la Comisión de Obras y Servicios Públicos de la Cámara de Diputados de la provincia. Con esto se busca obtener apoyo político para estas iniciativas que, aunque son financiadas por la universidad, los recursos económicos no siempre son suficientes.