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Diferentes pero iguales

El pasado 1 de julio se aprobó en España la ley que permite a las parejas homosexuales unirse legalmente en matrimonio y adoptar niños. De esta manera se transformó en el tercer país, después de Bélgica y Holanda, en legalizar estos derechos en un Estado laico. La realidad en Mendoza es muy diferente.

18 de julio de 2005, 12:42.

El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo: “No estamos legislando para gentes remotas. Estamos ampliando las oportunidades de felicidad para nuestros vecinos, compañeros de trabajo, amigos y familiares. Y a la vez estamos construyendo un país más decente. Porque una sociedad decente es aquella que no humilla a sus miembros”

Agencia Taller quiso saber qué es lo que piensan los miembros mendocinos de la comunidad homosexual. Consultado para esta nota, Ignacio, quien vive en pareja hace casi  nueve  años expresó que tomó la noticia como “algo natural y normal que se debería haber desarrollado hace tiempo de esa manera”.  

“Por mi elección y porque creo que es un derecho no solamente físico sino que tiene que ser un derecho civil, porque si bien todos somos de una misma raza tenemos elecciones de vida que nos identifican, como el ser homosexual”, sostuvo.

Si bien existen personas que viven, se sienten y se piensan como cualquier otra, para algunos sectores conservadores y fundamentalistas son seres sin derechos. Esto sucede así en la medida en que, tanto gays como lesbianas y travestis, pretenden vivir dignamente y sin discriminación por su orientación sexual.

Es decir que se les permite gozar su felicidad y expresarse desde su condición sólo en el ámbito privado quedando de esta manera los principios universales de libertad e igualdad reservados para los heterosexuales.

En nuestra provincia se archivaron dos proyectos de ley que pretendían legislar sobre el tema. Uno sobre la creación de un registro civil de unión entre homosexuales y otro que proponía la modificación en la Carta Orgánica de la Obra Social de Empleados Públicos (OSEP).

Este último establecía que se afiliaran “en igualdad de condiciones y requerimientos” a parejas de homosexuales. La modificación proponía que se agregara al concepto "Grupo Familiar" en donde se refiere a "Los integrantes de una unión de hecho", el párrafo: "independientemente de su sexo u orientación sexual" y de esta manera se incorporarían  como beneficiarios directos obligatorios.

Ambos proyectos fueron presentados por el entonces diputado provincial socialista Manuel Liberal en septiembre y octubre de 2002, respectivamente. El primero nunca llegó a tratarse y el segundo no obtuvo los suficientes votos para ser discutido.

Para acceder a los beneficios la obra social, las parejas homosexuales tienen que recurrir a eufemismos. Como ejemplo está el caso usado como antecedente en el proyecto de ley de Liberal. Para poder incorporar como beneficiario a su compañero, un afiliado de la obra social OSPLAD, consigna "persona que recibe ostensible trato familiar" del afiliado titular.

Para Ignacio, la posibilidad de que le reconozcan su derecho a la unión civil “significa más libertad, en el sentido de que mucha gente que está reprimida, que está escondida, el que es gay o lesbiana y no se anima a dar la cara por temor, al haber una unión civil más globalizada es más fácil para esa persona llevar a cabo esa pelea que tiene internamente”.

Aunque aclara que no se casaría porque disfruta de sus espacios personales, Ignacio cree que “es un derecho que nos corresponde a todo el mundo por el solo hecho de ser un ser humano y establecer un vínculo afectivo con la persona que uno elige. Es el reconocimiento a esa elección que uno ya ha tenido en esta sociedad”.

Al ser consultado por Agencia Taller sobre las implicancias de esta posibilidad en la vida cotidiana de las parejas homosexuales, Ignacio dijo que “modificaría mucho el entorno de aquellas personas que se sienten asechadas porque hay ciertos lugares que no podés frecuentar”.

Además, agregó que significaría “estar más uno con el otro, más tranquilo, en libertad y no escondiéndose o yendo a ciertos lugares específicos para esa comunidad, o como lo quieras llamar. Tenemos derecho a compartir todos con todos”.

Sobre el tema de la obra social opina quees “algo lógico, porque quizá yo, que llevo casi nueve años en pareja, y si mi pareja no tiene trabajo, a mí me gustaría que él también estuviera  dentro de mis beneficios, de mi obra social. Como esto no está aprobado yo lo tengo que dejar de lado y no puedo  socorrerlo en caso de que me necesite.”     

Sobre la adopción de niños, Ignacio planteó un desafío: “me gustaría ver cómo un matrimonio homosexual desarrolla la educación en un niño; sus virtudes deben tener, como todos, no por eso va a salir una criatura degenerada. El que quiera ser degenerado no necesita específicamente ser educado por un homosexual”.

Ivana Ilardo

ivilardo@yahoo.com.ar

Departamento de Política

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