El trabajo se desarrolla en el Archivo de Fotografía Histórica de la Facultad de Filosofía y Letras. El objetivo es preservar, mediante las imágenes, la memoria colectiva de nuestra provincia.
“No destruya su fotografía antigua, pertenece a nuestro patrimonio cultural”, dice un sencillo anuncio del Archivo Fotográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo.
Es que desde ese lugar, no tan conocido por la mayoría de los mendocinos, se está construyendo la historia de nuestra provincia, pero contada sólo con el apoyo de imágenes.
Este archivo, a cargo del licenciado en Historia Daniel Grilli, funciona desde 1987 y lleva digitalizadas miles de fotos de nuestro pasado cultural, que fueron extraídas de colecciones privadas, diarios de la época y archivos públicos.
Grilli no da por cerrada la búsqueda, sino que espera que sea la propia comunidad quien empiece a valorar su patrimonio iconográfico. Por ello, invita a no desprenderse de las viejas fotos familiares para integrarlas al archivo que dirige.
“Una foto tiene varios ejes de lectura, hay información antropológica, social, ambiental y técnica que nos sirve para conocer la vida cotidiana de la gente, cosas que no están explicadas en ninguna parte”, sostiene Grilli.
El historiador va más allá con su propuesta y agrega “normalmente se escribe un texto y son colocadas varias imágenes como ilustración. Acá, en el archivo, lo que intentamos decir es que la imagen tiene un discurso iconográfico propio, un texto que la persona que la mira tiene que seguir.
La idea es dejar de lado la foto como ilustración del texto, porque cuando uno hace eso, a la foto se le puede hacer decir cualquier cosa”.
El archivo nació de forma muy precaria con la tesis de doctorado de Grilli, en base a la reconstrucción de imágenes de la familia Fader. Ese primer trabajo, le permitió entrar en contacto con más de 600 fotos de la construcción de la usina hidroeléctrica que comenzó a levantarse en 1887 en Cacheuta, hasta su terminación, en 1914, de mano de Fernando Fader.
En ese contexto, el profesor pudo desmentir una vieja creencia popular de los mendocinos, que aseguraba que esta usina había sido arrasada por un aluvión en 1934.
Grilli descubrió en su investigación que no fue así, sino que el lugar arrasado resultó ser otra usina muy similar enclavada 3 kilómetros aguas arriba del río.
Otros hallazgos interesantes del archivo datan de las primeras épocas de la Ciudad de Mendoza. Como por ejemplo, los baños construidos para el Centenario de la Revolución, en 1910, donde hoy funciona el Correo en calle Colón y San Martín.
O el reloj de la escuela Patricias Mendocinas, cuyo origen está en una torre que lucía en medio de la plaza Cobos, hoy San Martín, pensada en el centro de la ciudad para que la gente pudiera escapar de los terremotos.
Quienes deseen conocer estas joyas o hacer su propio aporte de fotos antiguas, sólo consultar en el cuarto piso de la Facultad de Filosofía o llamar al 449-4093
La evolución de las imágenes familiares
Kodak creó la máquina personal de fotografías en 1890.
Antes de esa fecha, los fotógrafos profesionales seguían los paradigmas estéticos de la pintura renacentista, donde se privilegiaba la simetría. Además, como la foto era creada en estudio, cada familia podía solicitar, previo el pago de un canon, un escenario particular para la toma.
Por eso, casi todas las fotos de esa época son muy parecidas entre sí.
En la foto de la izquierda, se ve la familia de Paula Ruano, empleada del archivo. La intención del trucaje fue unificar la imagen familiar, tras la muerte del padre, que inmigró en 1910.
En cambio, la foto superior pertenece a Demetrio Grilli, y está tomada por un amateur durante una boda en los años ’40. En este caso, el uso de la cámara personal permitió trasmitir otra mirada de la situación, como es el brindis que preparan los dos hombres que sobresalen en primer plano, en lugar de destacar a la pareja de recién casados.
Este tipo de fotos familiares son muy valiosas para los historiadores ya que muestran elementos de la vida cotidiana de generaciones pasadas.
El mercado de imágenes
Para hacer valer una imagen, los especialistas, como Daniel Grilli, deben cuidar cada detalle del estudio de las mismas.
Cada vez que tienen ante sí una fotografía, con minuciosa paciencia la estudian cuadro por cuadro, para extraerle todos los detalles técnicos necesarios: fecha, lugar y origen, más todos lo que dice cada elemento integrado en la toma.
No todo lo que llega a sus manos es auténtico, ya que en la actualidad pueden conseguirse fotos antiguas de cualquier clase en internet. Esto sucede porque algunos inescrupulosos viven del comercio de imágenes referidas a momentos históricos.
Grilli explicó que “lo que hacen es envejecer las imágenes con fotoshop, las contextualizan con algunos elementos como fechas, estampillas y sellos, para imprimirles el aspecto que le da a las imágenes el paso del tiempo. Algunas veces, se pueden detectar estas falsificaciones, porque sus realizadores suelen equivocarse en la relación entre el hecho que simula la foto y la fecha que le colocan”.
Aún así, con una buena formación intelectual y una excelente lupa, Grilli afirma que las fotografías revelan su verdadera historia, sólo hay que dejarlas decir lo que expresan.